Nuestro tiempo ya no es moderno, según Gianni Vattimo
Gianni Vattimo, filósofo italiano que evidencia formación germánica, puede convertirse en los próximos meses en uno de los autores más leídos en España. Acaban de salir dos libros suyos, y dentro de escasas semanas aparecerán otros dos. En sus últimos textos ha teorizado lo que se ha dado en llamar posmodernidad, y ha procurado ir más allá de las modas a la francesa. Para él nuestro tiempo ya no es moderno, y el reto estriba en vivir sin una noción de historia como progreso.
Gianni Vattimo, que dio anteayer una conferencia en Barcelona dentro del ciclo dedicado a los nuevos valores de la modernidad en la cultura occidental, organizado por el diario Avui, nació en 1936. Estudió en Heidelberg, con Hans Georg Gadamer y Karl Loewitz, ambos discípulos de Heidegger, y se doctoró con una tesis sobre el concepto de hacer en Aristóteles. Casi inmediatamente después empezó a trabajar sobre Heidegger y Nietzsche, después de los cuales, afirma, ha cambiado la noción misma de pensar.En sus últimos textos se ha planteado un análisis de la modernidad y de la posmodernidad, que pretende vaya más allá de lo que pueda ser sólo una moda efímera y de cuenta de una ruptura entre una forma de ver el inundo periclitada y otra que se atisba en el horizonte en, ruptura con ella.
Para Vattimo, la noción de posmodernidad es algo más que una mera forma de decir, se refiere a un tiempo, el nuestro, "caracterizado por la ruptura del tiempo lineal y a ello colaboran inevitablemente. los medios de comunicación de masas, que hacen el pasado presente y lo lejano cercano".
Esa ruptura del tiempo da al traste con la concepción de la historia como sucesión de hechos y con la posibilidad misma de. su narración, primero porque ha quedado puesto en evidencia su carácter de fabulación, segundo porque, aunque disponemos de los medios para elaborar una historia universal en un momento en el que ni siquiera lo que está debajo de nuestras uñas escapa a la visión de los satélites, no tenemos ya la noción de esa historia, porque ésta depende de un centro unificante, de la hegemonía de un poder central. Sin un punto dle vista de dominio no se puede escribir la historia en el sentido lineal. En ese sentido, posiblemente el término posmodernidad esté de moda, pero es también la expresión de algo real" dice.
Agotamiento
La influencia. de sus dos maestros es obvia en sus obras, especialmente en las primeras, una de las cuales, Las aventuras de la diferencia. Pensar después de Nietzsche y Heidegger, acaba de: ser publicada por Península..El primer texto, quizá no casualmente, está dedicado a Gadamer. De Loewitz toma la idea, que él desarrolla posteriormente, de que Nietzsche es el pensador que inaugura "el agotamiento de la modernidad. Creo que los discursos de Heidegger y Nietzsche conectan con una sensibilidad actual. El eterno retorno de Nietzsche, por ejemplo, parece describir el mundo de los modernos medios de comunicación social. Este mundo cierra. cualquier modo de historia". Este es, en parte, el tema desarrollado en el otro libro recién traducido, El fin de la modernidad (Gedisa).
"Nuestra experiencia", afirma, "siempre a través de las informaciones de los medios de comunicación de masas, está intesamente mediada. Esto provoca lo que he llamado la liberación de lo simbólico, que significa. que los símbolos, las imágenes ya no se nos presentan como objetivas. La prensa italiana tiene secciones fijas para autocriticarse, para reflexionar sobre su posible carácter manipulador. Esto es nuevo, ya no se presenta como la realidad sino como una imagen posible entre muchas y esto hace menos opresiva la relación con la realidad".
En su opinión, lo que caracteriza a. la posmodernidad, al menos en el ámbito filosófico, es el ser una forma de "volver a pensar el pasado" y discrepa de quienes afirman que la expresión muerte de la modernidad implica la de la muerte de Europa. Para él, Europa es un espacio cruzado de proyectos múltiples y eso es precisamente lo que caracteriza a la posmodernidad, la pluralidad frente a la vocación unificante del pensamiento moderno, que le lleva a considerar que la metafísica que va de Descartes a Heidegger, éste excluido, ha sido violenta. "Entiéndase bien, violenta, no en el sentido de haber sido la madre de toda la violencia desatada, pero si. en el sentido de haber sido autoritaria, de haber querido remitirlo todo al ser único y omnicomprensivo".
Además de la conferencia sobre el fin de la modernidad, anteayer, Vattimo participó ayer con una segunda en la facultad de Filosofía de la universidad de Barcelona, sobre la idea de mito.
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