Kohl afirma que los indicios apuntan a Libia como responsable del atentado de Berlín Oeste
HERMANN TERTSCHLas autoridades de la República Federal de Alemania (RFA) insisten en que aún no está probada la implicación directa de Libia en el atentado del sábado pasado en una discoteca de Berlín, pese a que diariamente surgen nuevos indicios de la responsabilidad de Trípoli en la explosión de la bomba que causó dos muertos y más de 200 heridos. El canciller alemán occidental, Helmut Kohl, manifestó ayer en una conferencia de prensa que "hay gran cantidad de indicios de que también Libia podría estar implicada" en este atentado contra la discoteca La Belle, en el que murieron un sargento norteamericano y una joven turca
Hemult Kohl se mostró muy cauto a la hora de establecer responsabilidades y se negó a especular sobre la posibilidad de que Estados Unidos adopte represalias militares contra Libia por el atentado de Berlín. El canciller se declaró convencido de que Washington actuará "razonablemente" en caso de tomar medidas de represalia, y señaló que no tenía motivos para recomendar a los ciudadanos alemanes residentes en Libia que abandonen el país.El canciller expresó su plena comprensión hacia la reacción emocional de Estados Unidos, "cuya opinión pública está con razón indignada" por los atentados contra sus compatriotas. No obstante, señaló que existen diferentes puntos de vista y reconoció que Washington no, siempre ha entendido la postura de la RFA contraria a sanciones económicas
Ayer fueron anunciadas medidas extremas de seguridad para las instalaciones norteamericanas en Berlín Oeste y en el territorio alemán occidental ante la eventualidad de que nuevos atentados. También los restaurantes, bares y otros establecimientos frecuentados por norteamericanos serán objeto de vigilancia por parte de los servicios secretos alemanes y la policía.
Ayer comenzó en un punto no determinado de Alemania Occidental una reunión de expertos en materia antiterrorista y contraespionaje de varios países de Europa occidental y Estados Unidos para estudiar la situación creada con el atentado de Berlín Oeste.
Existe el temor de que puedan generalizarse los atentados en establecimientos o lugares urbanos donde, como en la discoteca La Belle, se juntan los soldados norteamericanos con la población, según fuentes de los servicios secretos citados por la agencia alemana occidental DPA. No hay aún, sin embargo, indicios de que esto pueda suceder, pero la presencia generalizada de norteamericanos en la RFA hace de éstos un fácil blanco.
El Partido Socialdemócrata alemán (SPD, en la oposición) pidió ayer que el Gobierno informe sobre el atentado al Parlamento, en la comisión de Interior, a la vista de graves negligencias por parte de las autoridades en Berlín Oeste.
Según se confirmó ayer, el 27 de marzo, nueve días antes del atentado, miembros de las misiones militares norteamericana, francesa y británica encargados del Control de entrada y salida entre las dos partes de Berlín interceptaron un automóvil en el que viajaban dos libios. Uno de ellos, Elamin Abdulah Elamin (que estuvo destinado en la Oficina Popular libia en Bonn hasta junio del pasado año), tuvo que regresar de inmediato a Berlín Este, donde trabaja en la misión libia, al no estar en regla sus papeles o su equipaje.
Según el diario sensacionalista Bild, Elamin hubo de abandonar la RFA a solicitud del Gobierno de Bonn, no hecha pública por estar vinculado al asesinato de un opositor libio en la capital alemana occidental en abril del pasado año.
Reacción de la RDA
Según Bild, el compañero de Elamin, Mohamed Yaser Chraidy, pudo pasar a Berlín Oeste y volvió a cruzar en dirección al Este poco después. Más tarde, los miembros del control aliado constataron que Chraidy es buscado por asesinato de exiliados libios en varios países occidentales.
La República Democrática Alemana (RDA) reaccionó con rapidez ante sugerencias de algunos medios occidentales sobre una supuesta tolerancia del régimen de Berlín Este hacia terroristas con objetivos en Occidente. La RDA condenó tajante mente el atentado, que calificó de repugnante crimen, y poco después el jefe del Estado, Erich Honeeker, expresó su deseo de que las fuerzas aliadas occidentales permitan mayores poderes a la policía de Berlín Oeste para la vigilancia de las fronteras. En la práctica, el único control existente en la frontera del muro es la ejercida por la policía popular de la RD
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