La vuelta al mundo

Sebastián Auger salió de España en septiembre de 1982 con 40.000 pesetas en el bolsillo y con un billete de avión que debía llevarlo hasta Houston (Estados Unidos). Atrás quedaba una larga agonía empresarial en la que sucumbieron más de 500 puestos de trabajo y que significaron el cierre de seis periódicos y de tres revistas. Tres años y medio después Auger ha regresado a Barcelona para enfrentarse a nuevos proyectos y a tres sumarios judiciales, que se instruyen en los juzgados de Madrid y de Barcelona.Durante este tiempo, Auger vivió en Estados Unidos, México y Francia y conoció un buen número de repúblicas de Centroamérica. Asegura que se ganó la vida haciendo de importador y exportador de productos alimenticios entre Estados Unidos y México, pero a pesar de que los negocios siempre fueron boyantes, jamás pensó en quedarse en aquellos países y mucho menos en marcharse al Brasil. Dice que durante estos años lo peor fue la soledad ya que su esposa y sus hijos se quedaron en Barcelona. Afirma que intentó llenar esta soledad con una permanente actividad que le llevaba a trabajar de 10 a 12 horas diarias, o con el estudio de la geografía o de la filosofía oriental.

Añade Auger que en este tiempo, además de la soledad, le acompañó, en su "exilio"', la esperanza del retorno y la permanente curiosidad por el mundo de la prensa, que le llevó a visitar y estudiar las más dispares redacciones de los Estados Unidos, México y Francia.

Ahora, mientras habla con apasionamiento de su futuro incierto, recuerda a sus hijos, el mayor de los cuales tiene ya 24 años, y habla de una lujosa mansión que tuvo en la zona residencial de Pedralbes, en Barcelona, y que asegura que jamás podrá recuperar. Explica que tuvo que venderse Ios cuadros y evoca también a los tres perros guardianes de la finca, que el otro día, a pesar del tiempo transcurrido, dice que le reconocieron desde la verja de la mansión de Pedralbes.