El amigo americano
Nosotros, que, a pesar de nuestros sentimientos pacifistas, acabamos de apostar por participar en los mismos proyectos que las demás democracias europeas, nos encontramos con que el amigo americano, del que ya sospechábamos encubiertos arrebatos belicistas, se ha destapado, como siempre, lejos de su casa.Es triste ser aliado de un país dirigido por un presunto demente que, desde su ancianidad y, por puro instinto de fantarronería, quiere demostrar que su país es el más fuerte, jugando a la guerra, con un profundo desprecio hacia el más elemental de los derechos humanos, la vida, incluso de sus propios compatriotas, a los que manda a morir para satisfacer su espíritu bélico.
Al igual que los alimentos llevan un control de calidad en los países civilizados, habría que buscar alguna fórmula para evitar que estos peligrosos ejemplares de la raza humana rijan los destinos de un país.- Carlos Gismera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.