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Un renacentista entra en la Academia

El historiador Francisco Rico fue elegido en competencia con el lingüista Gregorio Salvador

Francisco Rico, de 43 años, fue elegido ayer miembro de la Real Academia Española, para un sillón de nueva creación, en competencia con el lingüista Gregorio Salvador. No responde a la imagen del académico, parece más bien el ejecutivo de una empresa de Verona dedicada a reproducir porcelanas del siglo XVIII: gafas de diseño, reloj elegante y manos de magistral de iglesia. Parece ejercer de mundano, aunque sólo sea porque llama con diminutivo a la mitad de los escritores españoles que cuentan, y su actual empleo de director del Centro de las Letras Españolas permitiría suponer que tiene ambiciones políticas. Incierto todo, pura apariencia, dice. Rico ganó desde joven una reputación con dos ediciones críticas: del Lazarillo de Tormes y del Guzmán de Alfarache.

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Francisco Rico dejó familia y cátedra de Literaturas Hispánicas Medievales en la universidad Autónoma de Barcelona para ir a Madrid e idear -en otros recaerá la tarea de llevarlo a cabo- un proyecto que parece una utopía: el Centro de las Letras Españolas, del Ministerio de Cultura.Para decirlo con sencillez, se trataría de realizar la labor de un agente literario, pero desde la Administración, para toda la literatura española, y considerando el mundo entero como mercado; es decir, ayudar a la difusión de la literatura española. Hay vacilaciones para decidir si se trata de la literatura española o en español.

Ha puesto el proyecto en pie, y su intención es volverse a casa el mismo día de las próximas elecciones legislativas. De momento trabaja en un pequeño despacho del nuevo Ministerio de Cultura, para llegar al cual es preciso atravesar un laberinto de bedeles y pasillos digno de la antigua sede. Rico no recibe en el despacho, sino en el salón Goya, así bautizado a causa de un discreto Goya sobre el que se pasean las sombras de un día cambiante. Frente a él, en la pared principal, una romántica sacerdotisa está a punto de arrojarse por un acantilado batido por el mar.

Rico es un castellano de 43 años, nacido y formado en Cataluña, que reivindica como propia "la cultura compleja que tenemos los españoles, que incluye textos latinos, catalanes, castellanos, gallegos, vascos...", y que además da ejemplos precisos de cada uno de ellos. "La cultura y literatura catalanas son literatura y cultura mías, que poseo, y que poseo bien. No soy un aficionado., Pero que encuentro con que, hoy en día, muchos quieren que, en Cataluña, sea una cultura ajena la cultura y literatura en castellano, que también es mía". "La diferencia de planteamiento", añade, "es que yo sumo lo que ellos restan".

Rico se considera a sí mismo un historiador de la cultura, con especial hincapié en la literatura. "Lo que me interesa son las situaciones culturales globales". En sus investigaciones prescinde de las escuelas que se inspiran sólo en el texto y procura introducir éste en el entorno en el que fue creado. Una vez adoptado este método, concede tanta importancia a la moda, por ejemplo, como a la economía. Y ello por un convencimiento sencillo: "Las cosas no siempre dependen unas de otras, sino que tienen vínculos".

Muchos le conocen por medievalista, pero él ya se ha distanciado de este campo. Ahora le interesa más el humanismo italiano y español de un par de siglos más tarde; tampoco eso supone uña especialización: en verano dirigirá un seminario sobre Romanticismo y literatura contemporánea en una universidad de verano.

La Academia se abre

No quiere reconocerlo, pero se le nota satisfecho cuando se le hace reparar que su elección en la Academia sigue a la de Pere Gimferrer. Es amigo suyo, e incluso ex compañero de colegio. Aunque es parte interesada, piensa que "en la Academia se están abriendo mucho a las nuevas generaciones", y cita varios nombres de su generación que ya ha escuchado en los pasillos.Ha obtenido suficiente experiencia en la Administración para saber que, si bien la Academia necesita dinero, la Administración no dispone de mucho, aunque sí más del que se concede actualmente. Sea como fuere, prefiere imaginar la cámara como una suerte de senado que dirige la confección de un diccionario, que se lleva a término con modernos métodos, incluida la informática y el asesoramiento de lingüistas. Tampoco olvida que entre los objetivos de la Academia figura la confección de una gramática.

Francisco Rico tiene perfectamente claro que no es un creador -léase poeta, novelista, dramaturgo... -, aunque considera la historia de la literatura como un género literario, con todas las consecuencias que de ahí se derivan.

"Escribí algo de poesía de chico, pero lo dejé porque me hice mayor, y sobre todo porque empecé a tener teorías sobre la poesía y la historia de la literatura, y entonces se perdió el entusiasmo que hubiera podido tener". Reconoce que ese entusiasmo tampoco era muy grande.

Ahora bien, entre los ademanes sueltos y con tablas de Rico se deslizan dos o tres detalles que dejan igualmente claro que es un profesional de la lengua. Y no sólo porque dice córcholis y botarate sin que suene raro, no sólo porque se para en una charla política para corregir con indignación una frase hecha de la última campaña electoral -"no se dice de boca a boca, sino de boca en boca"- ,'sino por la precisión con que habla y la fidelidad de su memoria.

Explica, por ejemplo, que hay muchos recursos de vanguardia en la literatura medieval, como el uso del tú, que tanto impresionó cuando Faulkner lo rescató en su día para Mientras agonizo. Y sin transición, Rico cita el romancero: "Alora la bien cercada, / tú que estás a par del río, / cercóte el Adelantado / una mañana., en domingo." Y también esos versos que hablan de una derrota: "Río verde, río verde / más negro vas que la tinta...".

Otras referencias

En algún momento del derrumbe imperial se perdió lo que había permitido que este país dibujara ciertos modelos culturales. En el Siglo de Oro, los puntos de referencia del teatro eran Lope de Vega y Calderón, pero hoy en día las referencias son otras. "En los grandes cambios literarios ocurridos durante el romanticismo", explica Rico, "los modelos que fijaron la idea de lo que es la literatura no fueron los españoles".Pero el nacionalismo tiene poco que ver con la literatura y con el arte. "Cualquier acción en beneficio de la literatura aprovecha a toda la literatura, sin distinciones", comenta el académico que ayer fue elegido.

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