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La crisis de los rehenes de Beirut se convierte en elemento clave de la campaña electoral francesa

Soledad Gallego-Díaz

Las principales cadenas de televisión y emisoras de radio francesas mantuvieron ayer un minuto de silencio en solidaridad con los rehenes detenidos en Líbano. Las campanas de la catedral de Notre Dame de París y de otras iglesias sonaron en toda la ciudad y miles de personas se congregaron, a primeras horas de la tarde, frente a la Asamblea Nacional para expresar pacíficamente su preocupación y angustia. La crisis de los rehenes se ha convertido en un elemento clave de los últimos días de la campaña electoral, pese a la moderación de la oposición y pese a los desesperados intentos del Gobierno por recuperar el control de la situación.

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Las autoridades francesas prosiguen febrilmente sus negociaciones secretas para impedir que la Yihad Islámica cumpla su amenaza de ejecutar otro rehén el próximo domingo, día de las elecciones, si no se han satisfecho sus reivindicaciones. El Consejo de Ministros, reunido ayer por última vez antes de los comicios, dedicó buena parte de sus debates al examen de los últimos acontecimientos y a las consecuencias del asesinato del sociólogo Michel Seurat, cuyo cuerpo no ha sido encontrado, pero al que se da por muerto.La portavoz del Gobierno, Georgina Dufoix, volvió a asegurar que el ministro del Interior, Pierre Joxe, no ha presentado su dimisión, tal y como afirma el semanario Le Canard Enchaine pero todo parece confirmar que Joxie, que cometió un grave error autorizando el envío a Irak de los disidentes shiíes, se limita a asegurar el despacho de los asuntos corrientes, sin intervenir en las negociaciones.

El ministro de Asuntos Exteriores, Roland Dumas, anunció que en las próximas horas regresaran a París los emisarios enviados oficialmente a varias capitales de Oriente Próximo, pero nadie cree que sus gestiones en Beirut y Damasco hayan tenido éxito.

La única esperanza continúa siendo el cardiólogo francés, de origen libanés y religión shií, Reza Raad, quien desde hace 48 horas se encuentra en la capital libanesa y que ha entrado en contacto con los secuestradores.

El líder religioso de los hezbollah, Mohamed Fadlallah, ha ayudado a disminuir la tensión al pedir públicamente que sean puestos en libertad los cuatro miembros del equipo de televisión Antenne 2, desaparecidos el pasado sábado. El líder shií calificó de injustificable el secuestro de periodistas que cumplen su deber de informar, pero en París no confían en que su llamamiento tenga un eco inmediato.

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La crisis de los rehenes ha imprimido un tono apagado a los últimos días de la campaña electoral. Los dirigentes socialistas, cuyo gesto demacrado refleja no sólo el cansancio sino también la crispación, acusan a la oposición de mantener un doble lenguaje.

"Los principales líderes", afirmó Lionel Jospin, primer secretario del PS, "apoyan la actitud firme del Gobierno, pero los segundos espadas pretenden obtener beneficios de esta amarga situación". Los dirigentes más importantes del centro-derecha han expresado, en efecto, su apoyo al Gobierno, entre otras cosas porque es muy posible que hereden el problema el próximo día 16, si ganan las elecciones como predicen los sondeos.

Apoyo a Israel

Los socialistas, desde su llegada al poder en 1981, modificaron la política francesa en Oriente Próximo en el sentido de prestar un apoyo, matizado pero más fuerte que sus predecesores, a Israel.La postura francesa en la guerra del Golfo no variará, sin embargo, con una victoria conservadora el próximo domingo. Jacques Chirac, presidente del RPR y posible primer ministro, ha mantenido siempre relaciones muy buenas con Bagdad.

El Instituto Internacional de Prensa (IPI) ha hecho pública su protesta por el secuestro el pasado sábado de cuatro periodistas de la cadena Antenne 2 y ha pedido la intervención del presidente libanés, Amin Gemayel, para conseguir su liberación. El IPI considera que el secuestro supone una "violación de los derechos del hombre y de los derechos profesionales".

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