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ELECCIONES GENERALES EN FRANCIA

Nacionalizaciones, emigración y comunicación diferencian a socialistas y centro derecha

Soledad Gallego-Díaz

Más de la mitad de los franceses estima que no hay grandes diferencias entre los programas electorales que les proponen los socialistas y la oposición de centro derecha, especialmente en lo relativo a la política económica. Sólo el partido comunista cree que es posible crear un millón de nuevos empleos. Los demás tienen buen cuidado de no hacer promesas sobre el desempleo: "No hay recetas milagrosas" es la frase más frecuente en boca de los políticos de todas las tendencias. Las diferencias más notables hay que buscarlas en otros capítulos, como la privatización de las empresas públicas, el tratamiento de los medio s de comunicación o la política frente a la emigración.

La desnacionalización es uno de los caballos de batalla de la plataforma conjunta de la Asamblea para la República (RPR, de ideología gaullista) y la Unión para la Democracia Francesa (UDF, giscardiana). El centro-derecha propone un vasto programa de privatizaciones a lo Margaret Thatcher, escalonado en cinco años y que afectaría no sólo a los grupos y bancos que pasaron a ser controlados por el Estado con la llegada de los socialistas al poder, en 1981, sino también a aquéllos que nacionalizó el general De Gaulle a raíz de la II Guerra Mundial. El RPR, en concreto, querría devolver a manos privadas incluso compañías como la Renault.Los socialistas se oponen a la desnacionalización tanto de los bancos -prácticamente, todos los importantes de Francia son estatales- como de los grandes grupos industriales -las primeras empresas de ingeniería y construcción, metalurgia., química y materiales electrónicos son estatales desde 1982-. Sin embargo, su programa de actuación se ha suavizado en los últimos años. La consigna es hoy día dirigir esos grupos con "mentalidad empresarial", privatizando, si es necesario, algunas filiales y otorgándoles, para ello, mecanismos "de flexibilidad".

El problema de las desnacionalizaciones afecta también a, los medios audiovisuales. El actual Gobierno ha autorizado la creación de dos canales privados de televisión que, según su esquema, coexistirán con las tres cadenas públicas. La oposición propone privatizar además dos de estas tres cadenas estatales, de forma que sólo quede una televisión y una emisora de radio de carácter auténticamente público.

Uno de los capítulos más importantes, por sus inmediatas repercusiones en la opinión pública y en la vida cotidiana, es el de la inmigración. Durante la campaña electoral, los partidos clásicos han intentado suavizar el tono de sus propuestas para no abonar el terreno de Jean Marie le Pen y su Frente Nacional (FN). Los programas de centro-derecha contienen, sin embargo, propuestas polémicas, como la modificación de la ley de nacionalidad para impedir que los hijos de inmigrantes nacidos en Francia tengan acceso automáticamente a la ciudadanía francesa.

Las discusiones se centran en los inmigrantes de origen magrebí, que suponen 1,5 millones de personas. Los ultraderechistas del Frente Nacional proponen la expulsión hacia su país de origen de los inmigrantes en paro, el abandono de la pedagogía intercultural en las escuelas públicas, la interrupción del reagrupamiento familiar, la reserva de las prestaciones sociales por hijos exclusivamente a "auténticos franceses", la desaparición del acceso automático a la nacionalidad y el refuerzo de los controles policiales. La teoría básica es, según el FN, "reconstruir la legislación en tomo al principio de preferencia nacional".

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