_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Terrorismo 'selectivo' en Cisjordania

EL TERRORISMO árabe ha dejado radicalmente de ser un sustitutivo de la acción militar contra la potencia ocupante para adquirir un carácter de matanza selectiva, tanto hacia afuera como hacia adentro. El asesinato del alcalde de Nablus, el palestino Zaafar el Masri, no miembro pero sí próximo al ala moderada de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), y el secuestro de cuatro periodistas franceses que integraban un equipo de la cadena Antenne-2 son los últimos en una serie de atentados terroristas en los que se persigue todo antes que la pura eficacia militar contra el enemigo israelí.El ataque pirata contra el transatlántico italiano Achille Lauro, los atentados de los aeropuertos de Roma y Viena, el secuestro de un avión egipcio, el asesinato del alcalde de la Cisjordania ocupada y el secuestro de los periodistas franceses responden a una doble táctica y a una sola estrategia.

De un lado, provocar la mayor conmoción diplomática posible atacando objetivos sólo místicamente relacionados con el conflicto de Próximo Oriente -el único muerto en el Achille Lauro fue un judío norteamericano, y la locura de Roma y Viena iba dirigida contra los mostradores de la compañía israelí El Al- implicando precisamente a aquellos países europeos -Italia y Austria- que mejores relaciones tienen con la OLP. Esto por lo que toca a la acción terrorista exterior. En el frente interior el terror palestino tiene un carácter mucho más casero y se dirige a la eliminación, no tanto de los enemigos de la causa árabe, como a la de los supuestos tibios, todos aquellos que por su arraigo entre la población palestina, en especial de los territorios ocupados, pudieran ser interlocutores verosímiles para el establecimiento de puentes negociadores entre Jordania e Israel.

El líder palestino asesinado era especialmente significativo para esta estrategia. Era un hombre que no solamente había sido elegido para dirigir la municipalidad de Nablus por los israelíes, sin que eso lo caracterizara como colaboracionista, sino que además contaba con la doble bendición del rey Hussein de Jordania y del líder de la OLP Yasir Arafat. En realidad, Masri era, por encima de todo, un hombre de Arriman -no en vano su hermano es el actual ministro de Asuntos Exteriores de Hussein- y el solo hecho de que los ocupantes israelíes hubieran acordado su nombramiento, mucho más que indicar una especial familiaridad con el asesinado constituía un gesto altamente significativo hacia el monarca. Por eso, el asesinato de Masri es comparable al de Isam Sartawi, víctima también del extremismo palestino cuando se hallaba en Lisboa para asistir a una reunión de la OLP. Sartawi era un notable intelectual de la causa palestina que infatigablemente había perseguido el acuerdo con los márgenes más progresistas del laborismo israelí. El crimen final por el que Sartawi fue asesinado por los pistoleros del disidente de la OLP y enemigo mortal de Arafat, Abu Nidal, fue el de haberse entrevistado repetidamente con representantes del pacifismo israelí, entre ellos el ex general de aviación Mattihayu Peled, y sostenido la necesidad de que la organización palestina. reconociera como gesto de buena voluntad al Estado de Israel. Esa era la posición de Masri, más matizada en la medida en que su vinculación a Hussein limitaba sila independencia en comparación a la iconoclastia deliberada de Sartawi.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

No es exagerado afirmar que la composición de listas de notables palestinos en Cisjordania susceptibles de satisfacer a Hussein y a los israelíes, y, en su caso, aun más gravemente a Arafat, es en estos momentos casi un señalamiento de víctima para los desesperados de la resistencia palestina. Esa desesperación, con todo y su componente apocalíptico, no por ello ha de impresionar tan sólo como una criminal negativa a aceptar la vía de la paz. La tentación de aquellos dirigentes del mundo árabe -que pueden aspirar a resolver bilateralmente sus problemas con Israel- de ceder más de lo que incluso la facción moderada de la OLP quisiera en una eventual negociación; el desenganche de Egipto de la defensa de los derechos de los palestinos; la inexistencia de concesiones visibles de Israel para favorecer el despegue de un proceso de paz, y el propio agotamiento de Arafat, que, en ocasiones, parece sólo preocupado de obtener una satrapía territorial, al precio que sea, son los ingredientes de ese radicalismo sacrificial. Los enemigos de la paz en Oriente Próximo esperan con ese terrorismo selectivo hacer imposible siquiera un acuerdo limitado entre Jordania e Israel. La incómoda posición del interlocutor jordano, el temor del líder de la OLP a aparentar debilidad si cede a las presiones de Hussein y la intransigencia del Estado israelí hacen que todo juegue a favor de los clinamitadores de un proceso de paz que ni siquiera ha comenzado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_