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El último guerrillero antifranquista

Ninguno de los guerrilleros que, actuando por cuenta propia cuando finalizaba la guerra civil española, se echaron al monte en un intento por recuperar la democracia pudo subsistir. Con una única excepción: la de El Piloto. Los estudios de la guerrilla rural española no aciertan a explicar por qué José Castro Veiga pudo sobrevivir sin ayuda durante más de 15 años. Sólo considerando que fue más audaz e inteligente, según quienes lo conocieron, puede explicarse en parte su éxito. El 10 de marzo de 1965, hace hoy 21 años, tras ser delatado por un antiguo enlace, caía abatido por la Guardia Civil a orillas del río Asma, al sur de la provincia de Lugo.

Fue el último guerrillero antifranquista muerto en un enfrentamiento. Con él se cerró uno de los capítulos más importantes de la España de la posguerra. Ahora, 21 años después, un grupo de amigos, su inseparable compañera Mirella y estudios del movimiento guerrillero en Galicia, le rinden homenaje.Ayer domingo, amigos de toda Galicia, estudiosos del movimiento guerrillero gallego y su compañera, Ramona Mirella Curto, se reunieron en San Fiz de Asma, donde fue enterrado en 1965 para rendirle homenaje. Los actos, al margen de la lectura de poemas e intervenciones en tomo a su figura, se centraron en la colocación de una lápida en su tumba adquirida por suscripción popular. A ellos fueron invitados, aunque no acudieron, los líderes comunistas Gerardo Iglesias, Santiago Carrillo, Enrique Lister, Ignacio Gallego y Bautista Álvarez, así como responsables en Galicia del PSOE, PC, EG, y BNG. Estaba también Enriqueta Otero, quien durante años, como El Piloto, ejerció de guerrillera rural.

Los periódicos que recogieron la muerte de José Castro Veiga, El Piloto, con grandes titulares, no dudaron en calificarlo de "forajido tristemente famoso, célebre asesino y responsable de una partida de malhechores". Las crónicas no se refieren a su militancia antifranquista, y lo presentan como ladrón, atracador, asesino y violador.

José Castro Veiga fue el último guerrillero rural español que murió en un enfrentamiento con la Guardia Civil, prolongó sus acciones ocho años después de que muriese Facerías y cinco desde que cayera Quiquo Sabater. Tenía 50 años, de los que había pasado más de 20 en el monte, cuando libró su último combate en el municipio de Chantada (Lugo), al ser sorprendido mientras se disponía a comer un trozo de pan y un chorizo.

José Castro recibió el apodo de El Piloto por ingresar en 1931 en la Aviación, donde alcanzó el grado de cabo y donde, según se cree, participó en la guerra civil. Finalizada ésta permanece cuatro años encarcelado en Madrid y se refugia al recuperar la libertad bajo la apariencia de trabajador en un hospital hasta que en 1945 decide regresar a Galicia. Inmediatamente entra en contacto con otros guerrilleros y se echa al monte, en el que permanecerá hasta su muerte.

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