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'BALLET'

El listón de la calidad

La temporada del Ballet Nacional en el teatro Monumental es, además de una actividad artística necesaria para Madrid, una buena ocasión para analizar con rigurosidad la trayectoria de la compañía en sus dos vertientes: clásica y española. La compañía titular nacional ha pasado por varias etapas, criterios directivos y tendencias desde su fundación en 1978.Cada una de esas etapas dejó algo positivo, eso es necesario reconocerlo, y la suma de esas experiencias es la alta calidad del espectáculo que ahora se oferta, al público. Para el sector español esto es enormemente válido, ya que es la única forma de actualizar sin deformar el acervo cultural de la danza.

Esta política hace convivir a conservadores y los que lo son menos, enriqueciendo notablemente el resultado del espectáculo. Danza y tronío es, con mucho, la pieza más conseguida por Marienma. La coreógrafa partió de una fuerte exigencia para todos los bailarines, de ahí que al ser bailado arranque aplausos con cada variación. Es una pieza que permite contrastar sobre la escena al baile de zapatilla con el zapato de tacón, a gitanos y boleros: una verdadera lección de danza española.

Ballet Nacional de España

Primer programa: Danza y tronío: Marienma / Boccherini-Soler-García Abril; Alborada del gracioso. Granero Ravel; Ritmos: Alberto Lorca / Nieto; Medea: Granero / Sanlúcar. Teatro Monumental. Madrid, 6 de marzo.

Alborada del gracioso es un solo pensado para José Antonio y su caudal técnico. Granero es quizá el más atrevido conservador. Su enorme cultura escolar le permite incluir toques expresionistas, deslizamientos por el suelo y movimientos de brazos que no se quedan en el pastiche y se integran perfectamente a la obra. En Medea sucede otro tanto. A medida que se vuelve a ver se comprueba que es una obra rica que perdurará y que ya tiene aquello de poder admitir a varios elencos e intérpretes sin perder su esencia. Donde quizá falla esta obra es en la dramaturgia. Por momentos la trayectoria anecdótica se atropella en función de los números de baile.

Ajustada modernidad

Granero, como experto, temía sobrepasarse en extensión; esto hace que se produzcan cortes en la historia. Un ballet de tal atmósfera podía darse el lujo de ser más largo y permitir al espectador seguir linealmente el argumento trágico. Han sido muy criticados los dos personajes espíritus de Medea, crítica injusta si se tiene en cuenta que tienen un papel fundamental como vehículo de acción dramática, y la danza marcada para ellos da un toque de ajustada modernidad a la pieza.El coreógrafo Alberto Lorca ha trabajado muchos años en esos ballets de conjunto. Esta experiencia le ha hecho moverse sobre seguro al componer Ritmos. Estructurado a partir del coro o cuerpo de baile, el grupo de bailarines evoluciona en una sucesión de cuadros de unísono, dividiendo la escena en dos bandos, oponentes de movimientos que crean un diálogo que se acentúa con los colores del vestuario. Las diagonales, el dúo de Lola Greco y Antonio Alonso y el brillante final hacen de esta obra pieza obligada en todo programa de presentación del Ballet Nacional.

Mucho se discute sobre si estos trabajos desvirtúan al baile español. Actualmente hay dos posibilidades: crear espectáculo de corte puramente folclórico, fácil con un previsible resultado más cerca del recreo turístico y el éxito sin riesgos que de la preservación arqueológica, o recurrir a todos los recursos que brinda nuestra época, tanto en medios técnicos como en experiencia corporal.

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