Las armas disparan, pese a la tregua electoral
Dentro de la normalidad expectante y relativa que otorga la rigurosa tregua electoral entre el Gobierno y las principales columnas guerrilleras para vadear estas elecciones legislativas y municipales, se dispararon las armas en Bogotá en la noche del viernes al sábado.Tres presuntos militantes del M-19, principal fuerza insurgente colombiana, fueron interceptados en esa noche por patrullas policiales que lograron detener a uno de ellos. Los otros dos se hicieron fuertes en una residencia del barrio bogotano de Los Naranjos, abriendo fuego con armas largas hasta ser muertos por las fuerzas de seguridad. Un policía y una vecina recibieron heridas de bala antes de que terminara el enfrentamiento.
Por lo demás, más de 200 funcionarios de distintas categorías en todo el país han sido destituidos por supuesto fraude electoral: hurto de formularios, falsificación de documentos, trámite dudoso de registros de nacimiento, inscripción irregular de cédulas de ciudadanía, etcétera. Las autoridades de la nación insisten obsesivamente en sus mensajes radiotelevisados y en su publicidad impresa no sólo en la necesidad política de ejercer el voto, sino también en el rechazo de la corrupción electoral. Una y otra vez se recuerda que el voto no puede ser vendido ni comprado y que es un delito penal sancionado con la cárcel el violentar la voluntad del sufragante.
Además, tres gerentes de empresas públicas, un director de departamento y siete alcaldes municipales han sido fulminantemente destituídos por el Gobierno por intervenir en la campaña electoral, poniéndose así mayor énfasis en el deseo del Gobierno de que estas elecciones resulten impecables.
Las últimas encuestas, sólo relativas a la circunscripción bogotana, indican que los liberales -los oficialistas y los nuevos liberales- podrían llegar a obtener un 64% de sufragios contra sólo un 23% del conservadurismo actualmente en el Gobierno. La previsible derrota del partido gubernamental en Bogotá es extensible al resto del país, sin que ello permita olvidar que en 1982 los conservadores de Betancur también barrieron en las legislativas y municipales y ganaron después la presidencia de la República gracias a la división del voto liberal.
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