Un creador que quiere estar aislado
Para Kantor, el teatro, su concepto del teatro, es siempre algo intimista, introspectivo. Un teatro que le surge del fondo de sus entrañas. No entiende la creación de obras de carácter universal, aunque su teatro lo sea. De ahí que no haga, que no quiera hacer un teatro patriota.Nunca se ha movido de Polonia y ello ha tenido un precio. "El precio durante el período estaliniano era grande, muy grande. Después ha disminuido algo, pero siempre ha habido esta atmósfera de reserva desde el lado oficial. El Gobierno, el Ministerio de Cultura, han actuado desde la reserva. En los mejores casos me toleraban, pero no han hecho nada para ayudarme, y está bien. Porque encuentro que en nuestra época es demasiado peligroso tener mecenas, porque el Estado es el mecenas. No es como los que existían en el Renacimiento o en otras épocas posteriores. Antes eran personas privadas, aunque éstas fueran reyes.
Ahora es el poder invisible que se constituye en la trampa. Ellos atrapan y tienen conciencia de ello".
Para Kantor, el Estado, los museos, las galerías, los centros de arte y los festivales imponen su poder. "Estoy furioso contra este festival porque no me gusta; no me gusta que me metan en el mismo saco con ellos. Yo tenía muchas preocupaciones porque se me ha acusado, de rechazar mi ,participación en numerosos festivales y en el Teatro de las Naciones, en Baltimore. Se ha dicho que no quiero participar con el resto del teatro polaco porque es malo; pero no es cierto. Participo en los festivales porque conozco a los organizadores, a Jack Lang en Nancy, Michel Guide en el Festival de Automme, y lo mismo en Los Ángeles, etcétera. Son festivales que me garantizan que yo estaré aislado. Quiero estar aislado, eso es todo. No conozco al director de este festival, no conozco este festival y siempre soy muy susceptible".
Esta actitud suya es la que ha provocado roces no sólo con el festival, sino con otras personas no tan allegadas a la oficialidad. Grita, se encoleriza, se marcha diciendo que se vuelve para Cracovia, y el conocido mal genio de Kantor revolotea por el patio de butacas de la sala Olimpia. Que grite no quiere decir que Kantor sea serio, tan sólo que todo lo vive con una intensidad que devora lo que tiene alrededor. Su humor es el de una menté atormentada por la lucidez, su ironía es de una sutileza que raya con la genialidad.
"Yo no quiero ser serio. No se puede ser muy serio. Siempre estoy en reserva si alguien es muy serio. La falta de humor es la falta de inteligencia. Hay tantos teatros absolutamente serios, y es tan aburrido..."
Para Kantor, todo el teatro se constituye en teatro de vanguardía "y eso es algo fatal".
Él es un hombre que ha estado por, para y desde la vanguardia desde sus orígenes como creador. Se encontraba en 1944 en el realismo, luego fue abstracto, informal, superrealista; pero siempre la realidad ha sido para él muy importante.
"No existe la abstracción, sólo la realidad. No existe el realismo, sino la realidad. Siempre fue importante para mí, siempre desde la vanguardia, por la que nunca he dejado de estar, pero no con esta vanguardia de ahora a la que todo el mundo se quiere apuntar al precio que sea y en la que encontramos a sus componentes a cientos".
Su compañía, Cricot 2, única compañía polaca no estatal, renuncia a menudo a participar en festivales y muestras gubernamentales. "He venido tres veces a Madrid por el público de España".
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