Estrépito y gasto del referéndum
Se sorprenderá si le confieso que he descubierto que su periódico posee efectos alucinógenos notables. A través de su lectura, el domingo me sentí transportado a Manila y el lunes a la República Federal de Alemania. Me encanta viajar. Sin embargo, he de decirle que, en este largo desplazamiento a lugares tan distantes, me sentí profundamente incómodo. El domingo su periódico reservó la primera página para dar cabida a la entrevista que Televisión Española hizo en su espacio Informe semanal a Felipe González. Y digo reservó porque es de suponer que usted estaba al tanto de la cacicada organizada por el señor González, que transformó, con la ayuda del señor Colom, uno de los programas de mayor audiencia en un spot publicitario electoral. Un acto así hubiera provocado estupor en cualquier país democrático europeo. Aquí, en cambio, no mereció la menor crítica en ninguno de los periódicos de la capital del reino.No se extrañe, pues, que creyera estar en Filipinas: en dictaduras de este corte se entiende por prensa libré el libre acceso a la misma por parte del presidente. Y por lo que se ve, aquí el presidente de Gobierno encuentra las mismas facilidades. El lunes, en portada también, una sorprendente fotografía ilustraba la información sobre las manifestaciones anti-OTAN en las cuales habían participado varios centenares de miles de personas. En la foto se mostraba a un presunto manifestante practicando artes marciales ante un policía uniformado. El carácter tendencioso de la misma es más que evidente. Una manifestación de miles de personas se transforma así en una algarada de cuatro alborotadores. Me pareció estar ante el Bild. ¿Conoce usted el Bild, señor director? Es un periódico de la República Federal de Alemania, sensacionalista y reaccionario, uno de cuyos deportes favoritos es denigrar al movimiento pacifista.
Siga cometiendo estos -pequeños deslices, señor director. Estoy convencido de que la credibilidad de los medios informativos tiene un límite, que el diario bajo su dirección está a punto de traspasar, ya que confío plenamente en el buen sentido y perspicacia de sus lectores.- Javier Alvarez.
