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40 delegaciones asisten en Versalles a la primera 'cumbre' de Estados francófonos

Soledad Gallego-Díaz

François Mitterrand inauguró ayer en Versalles la primera cumbre de países francófonos al nivel de jefes de Estado y de Gobierno. Asiste el ministro de Educación de Haití, Ronny Gesroches, primera personalidad del nuevo Gobierno que acude a una conferencia internacional.

A la conferencia también acuden el presidente de Líbano, Amin Gemayel; el rey de Marruecos, Hassan II, y el presidente del Senegal y de la Organización para la Unidad Africana (OUA), Abu Diuf.París hubiera deseado que el ex presidente de Haití, Jean-Claude Duvalier, hubiera abandonado Francia antes de recibir al representante del nuevo régimen, pero todos sus intentos han fracasado y Baby Doc continúa alojado en el hotel de la Abadía, en la alta Saboya. La cumbre ha coincidido también con la intervención militar francesa en Chad, pero los diplomáticos del Quai d'Orsay esperan que el tema no suscitará polémicas.

En total asisten a la conferencia 40 delegaciones extranjeras, es decir, no sólo los países en los que el francés es lengua oficial, sino también aquellos en los que comparte la primera plana con otro idioma y varios en los que está considerada solamente como la primera lengua extranjera. Vietnam y Laos, por ejemplo, están presentes como observadores.

Canadá y Bélgica, dos países atípicos, en los que el francés es lengua cooficial, están representados, respectivamente, por los primeros ministros, Brian Mulroney y Wilfried Martens, que son, personalmente, anglófono y neerlandófono. La conferencia no recoge oficialmente la expresión francofonía, sino que se limita a hablar de "países que tienen en común el uso del francés". La fórmula es ambigua, pero permite concluir que 120 millones de personas se expresan naturalmente en francés y más de 200 millones utilizan esa lengua de forma más o menos regular.

El objetivo de la reunión es crear una especie de Commonwealth francesa, una organización que refuerce la cooperación económica, política y cultural entre los países miembros. La idea nació en 1960 como iniciativa del antiguo presidente de Senegal, Leopold Sedar Senghor, pero han tenido que pasar 25 años antes de que un presidente francés se decidiera a ponerla en marcha. El jefe del Estado ha querido revestir la ocasión de la máxima solemnidad y ha ofrecido como marco el palacio de Versalles, que fue también escenario de la cumbre de países industrializados, en 1982.

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