Los obispos filipinos llaman a la resistencia pacífica contra el régimen de Marcos

La tensión poselectoral continúa en Filipinas, una semana después de los comicios presidenciales de¡ pasado 7 de febrero, con la dura denuncia ayer en Manila de los obispos católicos, que llaman a la "lucha pacífico contra el régimen de Ferdinand Marcos, un recuento de votos en el Parlamento que apunta hacia la prevista victoria del actual presidente, incidentes entre manifestantes cerca de la Cámara y los preparativos de la candidata de la oposición, Corazón, Cory, Aquino, para proclamarse moralmente vencedora ante sus seguidores, que se concentrarán mañana en Manila.

ENVIADO ESPECIAL,La desobediencia civil será, probablemente, la nueva estrategia que lanzará la oposición, apoyada por la Iglesia, como réplica a unas prácticas electorales corruptas que intentan mantener al régimen de Marcos.En medio de este panorama confuso llegará hoy a Manila el enviado especial del presidente Ronald Reagan, el ex embajador Philip Habib, con la misión de mediar entre el poder y la oposición, cada vez más distantes.

La oposición obtuvo ayer el mayor apoyo a sus tesis con la declaración realizada en Manila por la Conferencia Episcopal Católica de Filipinas, presidida por el cardenal Ricardo Vidal, arzobispo de Cebú.

"Un Gobierno que asume o retiene el poder por medios fraudulentos no tiene base moral", dice el texto de la declaración de los obispos católicos filipinos, que cuentan con el 80% de seguidores entre una población de 54 millones de habitantes.

"El pueblo ha hablado", dijo el obispo Néstor Carino, secretario de la Conferencia Episcopal, que reunió a 80 obispos, y cuya declaración fue aprobada por mayoría.

Manipulación y fraude

La declaración poselectoral de la influyente Iglesia católica supone un duro revés para el autoritario presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos, al citar "la manipulación en las listas de votantes"; "la compra masiva de votos"; "la deliberada lentitud en el recuento de votos", y "la intimidación, terrorismo y asesinato", hechos valorados por el episcopado católico como "un uso criminal del poder contra la soberanía del pueblo"."A pesar de tales actos diabólicos, estamos moralmente seguros del deseo real del pueblo a favor del cambio", dice la declaración de los obispos.

"Respetar el mandato del pueblo: tal es la condición previa para cualquier tipo de reconciliación", cita la declaración, que se alinea así con las tesis de la candidata de la oposición Cory Aquino, que rechaza cualquier cooperación con el régimen de Marcos, en contra de lo aconsejado inicialmente por el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.

"Lo indicado ahora es el camino de la no violencia para conseguir la justicia", afirman los obispos, que destacaron los ejemplos de lucha no violenta ofrecidos por "los miles de voluntarios del Movimiento de Ciudadanos para unas Elecciones Libres (NAMFREL) que arriesgaron sus vidas para intentar unas elecciones honestas y limpias". También aludieron a los técnicos en informática de la comisión electoral oficial (COMELEC) que dimitieron en señal de protesta por prácticas de fraude a la hora de contabilizar el voto; a los miembros de la Administración que fueron forzados en sus deseos de voto; a Radio Véritas, la emisora de la Iglesia que facilita información independiente, en un país con televisión y gran parte de diarios progubernamentales, y a los millones de votantes "que creyeron en la dignidad del voto".

"Ha llegado el momento de hablar fuerte", dijo el obispo Carino, "pero siempre de acuerdo con la Iglesia de Cristo, es decir pacíficamente".

En esa línea de crítica de la Iglesia católica, los obispos no se pronunciaron directamente por las prácticas de desobediencia civil, pero sí acordaron que cada sacerdote aconseje a sus feligreses la realización de acciones apropiadas de acuerdo con "la doctrina de Cristo".

Es casi seguro que la oposición lanzará el domingo un llamamiento a la desobediencia civil. Desde el poder, Marcos reconoce la libertad de sus adversarios de expresar sus deseos públicamente, aunque recuerda que "estamos preparados para responder a cualquier acto de violencia", opinión interpretada por la oposición como una advertencia de que Marcos podría volver a aplicar la ley marcial, que ya imperó en el país durante ocho años. Una violencia que, una vez más, llegó ayer en Filipinas cuando partidarios de Marcos y defensores de Aquino se enzarzaron en una pelea ante la sede del Parlamento -donde se procede al lento recuento de votos-, con un balance de 12 heridos. En la localidad de Quirino aparecieron también ayer tres cadáveres decapitados.

En tal clima de inestabilidad política, los medios económicos filipinos dudan de que sea posible un programa de recuperación económica.

La inestabilidad política del régimen de Marcos impulsaba también las deserciones entre miembros del cuerpo diplomático. El embajador de Filipinas en la República Federal de Alemania, Ramón del Rosario, anunció ayer que abandonaba su cargo, siguiendo el ejemplo ya marcado en días anteriores por otros diplomáticos filípinos destinados en Bruselas y Nueva York.