Postura de los obispos sobre las consultas de la reforma pofitica y la Constitución
Los obispos españoles han manifestado su postura con ocasión de los referendos sobre la reforma política, en noviembre de 1976, y sobre la Constitución, en septiembre de 1978, celebrados ambos durante la transición democrática.Al finalizar la 25ª Asamblea Plenana de la Conferencia Episcopal, en noviembre de 1976, los obispos españoles emitieron un comunicado en el que el referéndum que se debía celebrar el 15 de diciembre sobre la reforma política constituía el objeto de atención preferente. Se señalaban únicamente las exigencias morales básicas planteadas por el referéndum, tanto en la conciencia de los gobernantes como en la de los ciudadanos. Con referencia a los poderes públicos, los obispos consideraban que "su responsabilidad es manifiesta en la preparación y en la celebración del referéndum" y añadían que, en la campaña previa al mismo, las distintas opciones y actitudes deben poder exponerse, incluso a través de los medios de comunicación social, en manera equitativa y suficiente, de modo que todos los ciudadanos puedan elaborar un juicio bien informado".
En lo que atañía a los ciudadanos, para los obispos "la responsabilidad ética de cada uno estará ciertamente comprometida en la decisión que adopte. Para ello constituye un obligado primer paso informarse seriamente sobre el contenido y el alcance de la consulta propuesta, así como de las consecuencias inherentes a la abstención, al voto positivo, negativo o en blanco. La decisión personal debe guiarse por la voluntad sincera de servir al bien común, descartando móviles apasionados o presiones de grupo. Así todas las opciones, aunque diferentes o contrarias entre sí, merecerán el respeto del cuerpo electoral y contribuirán a la construcción de una convivencia libre y justa".
Valores innegables
En septiembre de 1978, la comisión permanente del episcopado hizo pública una nota oficial "orientativa de la conciencia de los votantes" con motivo del referéndum constitucional del 6 de diciembre del mismo año. Los obispos españoles reconocían en la Constitución "unos valores intrínsecos innegables", aunque destacaban "las reservas que se le oponen desde la visión cristiana de la vida, como en el caso de los derechos educativos". Añadían que "las ambigüedades, las omisiones o las fórmulas peligrosas que pueda presentar el texto del articulado deberán ser contrastadas con esos valores básicos para medir si pueden ser toleradas en aras de un voto concorde y para evitar alternativas más graves o si pesan tanto sobre la conciencia personal que obligan al voto negativo o a la abstención. En ninguno de los casos debe suplantar la autoridad de la Iglesia imponiendo a otros, por motivos religiosos, nuestra opción".
De este modo se dejaba total libertad de voto a los creyentes. El triunfo de esta línea moderada, ligeramente progresista y concilíadora del episcopado en relación con temas políticos, fue consecuencia directa del significativo protagonismo del cardenal Tarancón a lo largo de las reuniones.
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