Actitudes éticas ante el próximo referéndum'
La secretaría general de la Conferencia Episcopal Española hizo público ayer un escrito titulado Actitudes éticas ante el próximo referéndum, con fecha de 14 de febrero. Su texto íntegro es el siguiente:1. En ocasiones precedentes, cuando los ciudadanos han sido llamados a las urnas para manifestar su voluntad lo mismo en elecciones que en referéndum, los obispos han cumplido con su deber pastoral de orientar moralmente las conciencias de los cristianos, y de la opinión pública en general, subrayando la vigencia de los principios éticos y religiosos que pudieran verse afectados en cada una de las consultas.
En cumplimiento del mismo deber y desde las mismas perspectivas, lo hacen también en esta ocasión en que la comunidad nacional es convocada por el Gobierno de la nación a un referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. La Secretaría General de la Conferencia Episcopal, al hacer públicas estas orientaciones en cumplimiento del encargo recibido de la Comisión Permanente de la Conferencia, desea además responder a las muchas peticiones recibidas de diversos sectores de la comunidad católica, que reclaman una orientación moral y cristiana a propósito de esta consulta.
2. No corresponde a la Iglesia el juicio sobre la oportunidad de un referéndum ni sobre los elementos técnicos de su celebración. Únicamente, si en la consulta no se respetan las exigencias éticas o no se garantizan suficientemente los derechos de los ciudadanos cabría denunciar tales deficiencias por servicio al bien común y a la convivencia democrática.
Procede recordar que un referéndum, por su misma naturaleza, ha de responder a verdaderos intereses nacionales y no de partido, que los ciudadanos han de contar con suficiente información para poder votar con conocimiento de causa y que la pregunta formulada debe ser clara y fácil de responder en los términos estrictos del voto, sin que éste tenga otras consecuencias políticas distintas de las que se someten explícitamente a la consideración de los ciudadanos.
A este respecto advertimos que el actual referéndum presenta aspectos preocupantes. La pregunta es compleja. Con un sí o un no hay que responder a la vez a cuatro cuestiones distintas. Aun contando con la debida información, no será fácil que el pueblo alcance un conocimiento suficiente de las consecuencias económicas, políticas y militares de las diversas posibilidades en juego. Hasta el momento no se ve tampoco con claridad cuál va a ser el valor concedido a los resultados del referéndum. Se advierte, en fin, que la consulta se está transformando en una confrontación política de partidos, con las consiguientes ambigüedades y perplejidades para el votante.
"Manipulación política"
Ninguno de estos aspectos ha pasado inadvertido para el buen sentido del ciudadano. Si tales ambigüedades no se disipan, nos encontraríamos ante una verdadera manipulación política. Con ello quedaría vulnerado el derecho de la sociedad a intervenir limpiamente en las decisiones políticas que le conciernen y se mermaría la credibilidad de un importante elemento de la convivencia democrática como es el referéndum.
3. A la hora de formar su juicio y adoptar una decisión, los cristianos harán bien en tener en cuenta las consideraciones siguientes.
En virtud del Evangelio de Jesucristo y de la doctrina de la Iglesia, los católicos debemos apostar seriamente por la paz. En este sentido no son iguales todas las opciones. Para ser constructores de la paz en un mundo tan aprestado para la guerra es preciso apoyar las soluciones que más favorezcan una paz verdadera basada en el respeto a los derechos de las personas y de los pueblos, en el diálogo y la solidaridad internacional más que en la división de bloques enfrentados y en la carrera armamentista.
Una segunda consideración importante: hay que tener también en cuenta, con ponderación y realismo, las necesidades de una justa defensa nacional, así como de la Europa a la que pertenecemos. Aunque las armas actuales son de tal poder destructor que hacen muy difícil el cumplimiento de las condiciones morales para poder hablar de guerra justa, es principio universalmente aceptado que los pueblos tienen derecho a defender su soberanía y su territorio en caso de agresión o de amenaza.
Recordamos, por último, que la construcción de una verdadera paz en Europa y en el mundo requiere el desarrollo del diálogo, la confianza y la solidaridad entre las naciones; éste es el camino indispensable para llegar al desarme bilateral, a la disolución de los bloques antagónicos y a la formación de una sola Europa fundada en el respeto a los derechos humanos, a la justicia y a la libertad, con independencia de los sistemas políticos o sociales que cada nación libremente quiera adoptar.
4. Las decisiones que se someten en esta ocasión al voto de los ciudadanos tienen una gran complejidad política, moral e incluso técnica. Las consideraciones de orden moral, aun siendo sinceramente asumidas, difícilmente pueden dar lugar a una determinada posición requerida con tal claridad que resulte obligatoria para todos los cristianos. Ninguna de las decisiones posibles puede, por tanto, presentarse legítimamente como la única compatible con la conciencia cristiana.
En consecuencia, los cristianos han de actuar en este caso con la responsabilidad que exige la consulta y con la libertad que les corresponde en materias opinables. Los obispos les exhortan a proceder con el máximo de responsabilidad, de forma coherente con los principios de la moral católica, con la mejor información posible y la necesaria reflexión personal. Al mismo tiempo ruegan a los poderes públicos que pongan cuanto esté de su parte para que la consulta popular anunciada pueda realizarse en las mejores condiciones de información, objetividad y libertad. Ello favorecerá la convivencia y la credibilidad de las instituciones democráticas.
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