El documento 'Constructores de la paz' sigue inconcluso

El documento Constructores de la paz, que fue planteado en la Conferencia Episcopal en noviembre de 1984, continúa aún sin ser aprobado definitivamente. En esa fecha, los obispos españoles se manifestaron sobre la presencia de España en la OTAN con motivo de la reunión plenaria de la Conferencia Episcopal celebrada en Madrid.El obispo de Canarias y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral, Ramón Echarren, declaró entonces que el episcopado español analizaría, dentro del documento Constructores de la paz, la presencia de España en la OTAN desde una postura ético-cristiana, pero no diría a los cristianos la postura que deberán adoptar sobre esta cuestión en el referéndum. El mencionado documento, del que se conoce un borrador, será estudiado para su aprobación por la comisión permanente de la Conferencia Episcopal dentro de dos semanas.

Gabino Díaz Merchán, presidente de la Conferencia Episcopal Española, señaló en Roma a un grupo de periodistas españoles en marzo del pasado año que los obispos no entrarían en el la cuestión relativa a la OTAN. Negó asimismo que hubiera tratado el asunto con el Papa; "sencillamente", dijo, "porque no es cierto como se ha dicho que estemos preparando un documento sobre ese terna". Y añadió que se estaba preparando un texto acerca de los cristianos españoles como "constructores de la paz".

Armas nucleares

El último borrador del documento Constructores de la paz, al que tuvo acceso la Prensa, estructurado en tres grandes partes y un capítulo de conclusiones, consta de 76 folios, más ocho de notas.

En él se analiza la posición de los cristianos ante la guerra, el rearme y la reconciliación. El texto condena el uso y aun la tenencia de armas nucleares.

En la segunda parte del documento, los obispos enumeran cuatro posibilidades a las que se enfrenta la sociedad española: "Permanecer en la Alianza Atlántica, integrándonos también con la estructura militar"; "permanecer en la Alianza Atlántica sin entrar en la estructura militar"; "salir de la OTAN y asegurar nuestra defensa con neutralidad armada", y una cuarta fórmula que los obispos denominan "defensa integrada", que no se reduce a las actividades militares porque es un derecho y obligación de todos los ciudadanos. La "defensa integrada" se explica en el mencionado documento como aquella en la que toman parte militares y civiles con las armas o con la no violencia activa en sus distintas versiones.

El borrador especifica que no se trata de cualquier clase de pacifismo, ya que se reconoce claramente el derecho de los pueblos a su defensa justa, ni es identificable con la no violencia activa, pues se acepta la validez moral de una defensa armada. El documento descarta totalmente cualquier aparato militar ofensivo.

Los obispos se plantean varios interrogantes: "¿Pretendernos sólo afianzar nuestro autogobierno político o también defender nuestra cultura?"; "¿será posible la integración total en la OTAN sin aceptar la ideología de la rivalidad que abrigan la llamada política de disuasión y la carrera de armamentos?".

En noviembre de 1985, en el debate en la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, los sectores más conservadores del episcopado forzaron la retirada del documento, al considerar que defendía un excesivo pacifismo. Dado que no se había previsto ninguna reunión del pleno del episcopado antes del 12 de marzo, los obispos renunciaban a pronunciarse sobre la OTAN.