Lou Bennett y el viejo espíritu
Un buen día el aficionado al jazz, tal vez por eso de que el carnaval dura poco, se sacude la pereza y se lanza a la noche de Madrid a buscar el espíritu del viejo Whisky Jazz de Villamagna. Y va y se encuentra a Lou Bennett, que, si no es ese espíritu, al menos se ha tomado unas cuantas copas con él.Una sesión con Bennett, Aoki y el matrimonio Levitt es algo que nadie debe perderse. Con el permiso de gente tan ilustre como Carlos Gonzálbez, Aoki es el mejor guitarrista que anda por España: tiene tan buena técnica que es un placer no ya oírle, sino simplemente ver cómo toca. Al Levitt es un batería sobrio, veterano insigne del exilio europeo, y al tocar nos cuenta sus aventuras con Tristano y Charles Mingus. En cuanto a su mujer, Stella Levitt, no es que sea una maravilla, pero canta con un acento centroamericano tan bonito que resulta sensual a lo mejor sin pretenderlo. Y luego está Bennett. Hay que ver cómo es el viejo. Qué imagen dejazzman tiene, con el sombrero, la barba y el humo del cigarro empañando el humo de la mirada perdida. Toca Bennett Easy living en el Hammond venerable, y la vida parece fácil, el Clamores parece más bonito y el alcohol parece el de las películas de detectives, y no ese brebaje que sienta tan mal al hígado.
Cuarteto de Lou Bennett
Clamores. Madrid, 11 de febrero.