Emile Noel: "La CE necesita un nuevo impulso político"
La cuestión europea es ahora mucho más compleja que en el pasado y se presta menos a la simplificación creativa de los tiempos del economista y financiero francés Jean Monnet, el apóstol laico de la construcción europea. "Los Monnet no se fabrican, son un azar de la historia, dice Emile Noel, el Merlín francés de la alquimia comunitaria, secretario general de la Comisión Europea desde 1968 y antes secretario ejecutivo, entre 1958 y 1967, de la Comisión de la CE. Hoy llega a Madrid para presentar la versión en castellano -10 años después de la francesa- de las Memorias de Jean Monnet, prologadas por Felipe González.
"Los grandes problemas ante los que se encuentra la CE [Comunidad Europea] no se solucionan por mayoría o minoría, y será necesario un nuevo impulso político en los próximos meses o años", dice este funcionario sonriente, influyente y amable, de extraña mirada, que lo ha vivido todo en la construcción europea.Noel es un hombre misterioso. No suele hacer declaraciones. Trabaja, influyentemente, en la sombra. Nació en 1922, en la entonces Constantinopla (hoy Estambul), en el seno de una familia cuya cabeza era director de la agencia Wagon Lits en aquella ciudad turca. Físico y matemático de formación, alumno de la École Normale de París, pronto dedicó su vida a Europa. Su identificación con la Comisión Europea es total.
El mejor recuerdo que guarda de su dedicación a la Comunidad Europea se remonta a la noche del 14 al 15 de febrero de 1962, cuando se logró el acuerdo para pasar a la segunda etapa de la CE y sentar las bases de la política agrícola común. Para Noel, "el período más creativo y estimulante fue el de los primeros años de la CE, de 1958 a 1963". Después llegó una sucesión de dificultades y progresos, pero nunca se recobró "la impresión de que todo era posible, de que había una dinámica en marcha que nada pararía". En 1963 se produjo el veto francés al ingreso británico, y en 1965, la crisis de la silla vacía provocada por Francia.
Pregunta. ¿Cómo recuerda a Monnet?
Respuesta. Empecé a conocerlo de cerca en el año 1955, y luego estuve en contacto con él hasta su muerte, es decir, cerca de 25 años. Lo que más resaltaba en este hombre era su extraordinario desinterés. Estaba claro que lo que hacía no estaba ligado a ningún interés personal, de política, de prestigio ni de cargo. Monnet se esfumaba detrás de las tesis o ideas que defendía. Era, en cierto modo, un apóstol laico para el que su destino personal no existía. La segunda característica de Monnet era su sorprendente capacidad de abstracción y de simplificación.
Hacer frente al éxito
P. ¿No cree que faltan ahora líderes de dimensión europea?
R. Los Monnet no se fabrican, son un azar de la historia. Además, la cuestión europea se ha vuelto mucho más complicada que en 1950, o incluso que en 19571968. En 1950 era posible tener una o dos ideas sencillas, ideas maestras, y se trataba de transformarlas en mecanismos. Ahora tenemos que hacer frente al éxito. Los problemas europeos actuales no son tan sencillos como para que baste con añadir una idea. Tenemos ahora un sistema altamente complejo que implica masas de intereses económicos considerables. Tenemos esa doble dificultad, la de no tener un hombre del que pueda decirse que está ahí únicamente para la idea y que no tenga que defender los intereses de Francia, la República Federal de Alemania o España.
Noel alaba el trabajo de la Comisión Europea -que preside Jacques Delors-, que "ha sabido sacar partido de la solución de los viejos problemas, pero no se ha contentado con ello, sino que ha potenciado la idea del gran mercado, de la Europa de la tecnología, de la solidaridad europea, y ha contribuido a dar un contenido a las reformas de las instituciones".
Noel ha vivido de cerca el proceso de adhesión de España, iniciadas en 1977. "La negociación española empezó realmente en l984", cuando comenzaron a solucionarse los problemas financieros de la CE, "pues España sólo podía adherirse a una Comunidad que funcionase, no a una Comunidad en crisis. Puede decirse que la negociación con España duró ocho años,yero también que sólo duró uno. Esta es la realidad, si no cronológica, sí política".
Noel tuvo un papel decisivo en la última reforma de la CE, pendiente de ratificación. La considera "lo máximo que era posible", dado que el acuerdo debía ser unánime, pero cree que llevará a "un cambio significativo en el estilo de trabajo de la CE, pues va a introducir en la vida cotidiana el principio del voto por mayoría, que existe en los textos, pero que desde la crisis de 1965-1966 sólo se ha aplicado de forma episódica".
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