Homenaje al escritor sueco Lundkvist en su 80º aniversario
La Embajada de Suecia en Madrid dedica hoy un homenaje a Artur Lundkvist, una de las figuras más relevantes de la literatura sueca contemporánea, que el próximo 3 de marzo cumplirá 80 años, en plena madurez creadora pese a la precariedad de su salud fisica. En este acto hablarán el embajador Carl-George Crafoord y el traductor René Vázquez Díaz, que ha vertido al castellano los libros de Viajes del sueño y la fantasía y Escrito en el atardecer. Al homenaje se unirán otros que se preparan en su propio país.Artur Lundkvist es narrador, poeta, ensayista, miembro de la Academia sueca desde hace 18 años y dentro de ésta integrante del Comité Nobel que selecciona cada año el candidato al Premio Nobel de Literatura.
Traductor e introductor de literaturas extranjeras en Suecia, su interés por la cultura española ha sido notorio. Perteneciente a una generación de grandes escritores suecos inserta en la tendencia delmodernismo poético, Lundkvist caracterizó su participación en dicha tendencia cuando escribió en el prólogo a una edición de literatura sueca editada por la Casa de las Américas: "Yo participé activamente en él el movimiento modemistal con poemas, manifiestos y críticas, y todo lo que hice después ha venido siguiendo dos líneas fundamentales: una vinculada al país y otra dirigida afuera, a los contextos globales. Procedo, como Harry Martinson, del proletariado campesino. Me adentré pronto en la literatura por mi propia cuenta y después traté de ampliar mi experiencia y mis conocimientos viajando por todo el mundo y leyendo sin cesar. Para mí, la poesía y la prosa están también muy entremezcladas, de modo que mi prosa narrativa y mis artículos literarios y mis libros de viajes funcionan hasta cierto punto como poesía".
El resultado de esta experiencia ha sido una obra fecunda y múltiple desde la aparición de su primer libro, Las brasas, en 1928. Singular erudito, soñador de mundos imposibles, no se encerró en el ambiente silencioso de las bibliotecas -se dice que lee 500 libros al año-, sino que estuvo siempre abierto al acontecer del mundo. "Me dediqué", ha escrito, "conforme a mi época, a la descripción de ambientes antes de pasar a escribir una poesía mítica y apocalíptica de inspiración su perrealista. Más tarde ( ... ) me fui impregnando de una visión global, y trato de acercarme a una poesía de carácter universal".
Sin perder nunca sus raíces cul turales y sociales, sin desprender se nunca del paisaje de su pueblo natal en Escania, sin abdicar de sus aspiraciones a un mundo mejor que identificó con el socialis mo, aunque sin adscribirse a dog mas y partidos, Lundkvist logró una síntesis de raro equilibrio en tre su vida y la creación literaria.
Una mención especial merece su contribución al conocimiento y difusión en Suecia y los países nór dícos de la literatura hispánica Durante más de medio siglo ha sido un lazo de unión entre las culturas de ambos pueblos, tarea que cobra mayor significación si se tiene en cuenta que durante gran parte de ese período fue prácticamente el único puente que mantuvo fluida una corriente mutua entre los dos países.
Nombres como los de Unamuno, Celaya, Miguel Hernández, García Lorca, Ana María Matute, Aleixandre, a los que habría que agregar los de muchos latinoamericanos, fueron conocidos en Suecia a través de Lundkvist.
Esta labor ha sido reconocida por España. En 1983, el Ministerio de Cultura le otorgó la Medalla de Oro de Bellas Artes por su contribución a esa obra. Imposibilitado de viajar a Madrid para recibirla por razones de salud, la entrega se cumplió en una sencilla ceremonia en la Embajada de España en Estocolmo.
El entonces embajador, Máximo Cajal, dijo en esa oportunidad que el premio era el testimonio de la gratitud de España a la tarea de Lundkvist.
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