El nuevo Gobierno de Haití adopta como primera medida la liberación de 26 presos políticos
Pocas horas después de la salida de Haití del dictador Jean-Claude Duvalier, su familia y sus colaboradores más directos, en Puerto Príncipe se formó, en la noche del viernes al sábado, un nuevo Gobierno, integrado por 13 ministros y seis secretarios de Estado, cuya primera decisión fue, ayer, la liberación de 26 presos políticos. En la lista del Gobierno -cuatro de cuyos ministros formaban parte del Consejo de Gobierno que había tomado el poder después de la salida de Duvalier- no figura ninguna de las personalidades relevantes de la oposición de Haití.
Mientras tanto, en el país continúan los desórdenes, el pillaje, los tiroteos y los ajustes de cuentas con los servidores del régimen duvalierista, a pesar del toque de queda y los llamamientos al orden del Consejo Nacional de Gobierno y de los obispos católicos.El toque de queda, implantado en todo el país desde las 14.00 (hora local) del viernes y que se prolonga hasta las seis de la mañana, interrumpió una fiesta que corría el riesgo de degenerar en orgía de violencia. De forma selectiva, empezó el viernes el asalto a las casas de duvalieristas conocidos y a las propiedades de la familia Bennett, a la que pertenece la esposa del ex presidente vitalicio Jean Claude Duvalier.
Al mismo tiempo está en marcha la caza del tonton macoute, la odiada milicia civil del duvalierismo. La radio informó ayer que un tonton macoute había sido linchado y decapitado el viernes en una calle de Puerto Príncipe. Después, su cabeza fue paseada en triunfo.
El odio acumulado en casi 29 años de duvalierismo se desborda en ocasiones. El toque de queda no basta para frenarlo. El odio y el hambre del pueblo haitiano son una fuente permanente de desórdenes. Ayer, a primera hora de la mañana, se pedía a través de la radio la presencia urgente del Ejército y de la policía para defender los depósitos de alimentos de organizaciones caritativas norteamericanas y de la Iglesia católica.
Por el barrio de Correfour, por encima de aguas negras que corrían por las calles y en medio de los hedores, bandas de muchachos jóvenes marchaban al grito de "vamos a por los tontons macoutes". Los grupos estaban provistos de estacas rudimentarias. Los palos han sustituido a las ramas de árbol, con las que en los primeros momentos se expresó el viernes el júbilo por la caída del régimen.
En el cementerio donde estaba enterrado el ex presidente, François Duvalier, han sido profanadas algunas tumbas, entre ellas el panteón familiar de los Duvalier. A la entrada del cementerio, el viernes a las 18.00 (cuatro horas después del toque de queda), todavía humeaban unos restos humanos que habían sido quemados.
Ayer a las nueve, los restos calcinados de un cadáver todavían estaban esparcidos por la calle y rodeados de docenas de jóvenes que reían. Eran los restos del general Jacques Gracia, que habían sido sacados de su tumba y quemados en la calle. En el cementerio, un grupo de gente seguía empeñado en escarbar dentro del panteón de Duvalier. Un viejo explicó al enviado de este periódico: "Éste era el panteón del tirano. Han dicho que Jean-Claude se llevó el cadáver de su padre pero es mentira. Han descubierto un viejo ataúd dentro del panteón y ahora están sacándolo".
Los jóvenes miraban a través de un agujero en la tumba y trataban de abrir huecos con sus propias manos, para buscar el cadáver. Toda la macabra ceremonia se realizaba en medio de un ambiente de juerga. Una joven comentaba: "Todos estamos contentos, porque vamos a tener la libertad, la paz, la unión, el progreso y lajusticia en todo el país". A pocos metros, en la calle, los coches circulaban por encima de los restos del odiado general Gracia, que despedían un olor insoportable. A la puerta del cementerio aparecía escrito Viva la libertad. No había ni rastro de la policía ni del Ejército por aquella zona.
Difícil control
Con unas fuerzas armadas de poco más de 5.000 efectivos, el Consejo Nacional de Gobierno difícilmente podrá controlar la situación. Los tontons macoutes continúan armados. Durante el recorrido del enviado especial de este periódico por las calles de Puerto Príncipe en horas de toque de queda se podían escuchar, con escasos minutos de intervalo, tiroteos aislados y ráfagas de metralleta. En la noche del viernes al sábado, los disparos se oían con frecuencia en las alturas desde la vecina ciudad de Petion-Ville.
Cinco obispos de Haití aparecieron reunidos en la televisión nacional la noche del viernes. A lo largo de casi una hora, cada uno de los cinco obispos habló en creole a los haitianos. El argumento central de los obispos era "no al robo, no al pillaje, no a la tortura, no a la venganza" y "hay que construir la civilización del amor".
Desde la mañana del sábado la radio repetía los llamamientos al orden y las peticiones para intervenciones del Ejército: "Pedimos a las autoridades militares que intervengan rápidamente para frenar las acciones nefastas y desesperadas de los que ponen en peligro la vida de ciudadanos pacíficos, que fundan su esperanza en las Fuerzas del Orden y en el Ejérito de Haití". Después, Radio Metropol hacía "un llamamiento a la población de Puerto Príncipe y alrededores de la capital, para que eviten entregarse a actos de provocación gratuita hacia esos energúmenos todavía fuertemente armados y peligrosos".
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