Estados Unidos, ante el 'callejón sin salida' filipino
La situación de callejón sin salida a la que se ha llegado en Filipinas tras las elecciones del viernes sólo podría ser resuelta por Estados Unidos, a través de la posición que adopte la Administración del presidente Ronald Reagan frente a las acusaciones de fraude."Sólo he tenido entrevistas con las televisiones americanas, pero ningún contacto con representantes del Gobierno de Estados Unidos", declaró Corazón, Cory, Aquino en el curso de la conferencia de prensa en la que se autoproclamó vencedora de la polémica elección presidencial filipina.
Después de muchas críticas al régimen dictatorial de Marcos, aumentadas tras los escándalos financieros de la familia Marcos, la Administración norteamericana está dividida sobre la necesidad o no de seguir apoyando a un líder autoritario políticamente debilitado y con grandes incógnitas sobre su estado de salud.
Las primeras reacciones de la delegación estadounidense, presidida por el senador Richard Lugar, que asistió como observadora al voto filipino han sido críticas sobre la limpieza del mismo.
Ayer, Lugar fue más claro aún: "Gane o pierda, las elecciones han erosionado sustancialmente la posición de Marcos".
El presidente Ronald Reagan declaró recientemente que Filipinas recibirá más ayuda militar (180 millones de dólares anuales) si no hay fraude y sí reformas después del voto presidencial. Reagan pide al Congreso otros 100 millones de dólares de ayuda urgente para 1987 con objeto de mejorar la lucha del Ejército de Filipinas contra la guerrilla comunista del Nuevo Ejército Popular (NPA), que, a largo plazo, es el peligro más importante para la permanencia de las actuales bases militares de EE UU en Filipinas, en Clark y Subic.
De la actitud, oficial u oficiosa, que tome la Casa Blanca en los próximos días dependerá gran parte del futuro filipino, dividido entre los partidarios de Aquino, que claman la victoria en su recuento de votos, o los defensores de la dinastía Marcos, que esperan una legitimación del voto para permanecer en su puesto. La incógnita para EE UU radica en saber hasta cuándo Marcos puede tener realmente las riendas del país y, sobre todo, cuán efectiva puede ser la alternativa.
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