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Lili Palmer ,penúltima de una especie

Lili Palmer murió el lunes en Los Ángeles. No fue estrella sino una actriz solvente, que contribuyó a la bondad de las buenas películas en que intervino y ennobleció la maldad de las malas. Hay detrás de su muerte un poco conocido capítulo de la historia del cine.En 1933, la subida de Hitler al poder fue el detonante de una desbandada desde los viveros del cine y el teatro centroeuroeos hacia el exilio norteamericano. La riada se llevó -o consolidó su huida anterior- a Max Reinhardt, William Dieterle, Curtis Bernhardt, Fritz Lang, Ernst Lubitsch, Bertolt Brecht, Marlene Dietrich, Douglas Sirk, Billy Wilder, Otto Preminger, Karl Freund, Conrad Veidt, Anton Walbrook, Peter Lorre, Paul Henreid, Heddy Lamarr, Marius Göring, Robert Siodmak, André de Toth, Michael Curtiz, William Conrad, Henry Koster, Jack Garfein, Hugo Haas, Harry Homer, George Pal, Edgar G. Ulmer, Fred Zinnemann , que despoblaron al cine aleman, austriaco, húngaro y checoslovaco.

Nació Lillie Marie Peiser en Poznan en 1914. Realizó estudios dramáticos en Berlín e inclinó su carrera teatral hacia la comedia ligera, donde alcanzó popularidad entre el público berlinés. En 1934 huyó al Reino Unido.

Su primera película fue Crime Unlimited, de Ralph Ince, producida en el año 1935. Un año después actuó en Agente secreto, de Afred Hitchcock. En 1943 se casó con el actor Rex Harrison. En 1946 le abrieron las puertas de Hollywood. Fue uno de los más ilustres nombres de aquella gran riada, Fritz Lang, quien le dio la llave: Cloak and dagger. En 1947 actuó en otra memorable película: Cuerpo y alma, de Robert Rossen, junto a John Garfield. El izquierdismo de estos filmes dificultó la carrera de Lili Palmer. Era época de caza de brujas y esta circunstancia, añadida a su condición de extranjera, mordió su filmografía.

En 1952 volvió a la pantalla, pero sus mejores creaciones se produjeron a partir de entonces fuera de Hollywood: su buena interpretación en la mediocre Anastasia, del alemán Falk Harnack 1956, y su trabajo en la excelente Montparnasse 19, de Jacques Becker, en 1957. Se casó con el argentino Carlos Thompson y actuó en una veintena más de filmes. El último donde le vimos fue Los niños de Brasil, de Franklin Schaffner. Luego, su rastro se pierde hasta el lunes, día de su muerte, abatida por el cáncer.

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