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Costa Gavras presenta su filme 'Hanna K.', una historia de amor con israelíes y palestinos

Constantin Costa Gavras presentó ayer en la Filmoteca Española su película Hanna K. El realizador griego, autor de un cine de contenido político, como lo demuestran sus obras Z, La confesión, Estado de sitio y Desaparecido, inicia con esta película una nueva fase en la que la ficción juega un papel principal, sin dejar de lado la reflexión sobre la historia de nuestros días. Hanna K. pone sobre el tapete el tema del conflicto de Oriente Próximo, ambientado en la intensidad de una historia de amor, con israelíes y palestinos.

Al principio fue la mujer. La génesis del proyecto que dio forma a Hanna K. fue la preocupación de Costa Gavras por los conflictos de una mujer de nuestros días. "Tanto Franco Solinas, con quien escribí el guión, como yo vivimos con mujeres. Hemos visto cómo han ido conquistando libertades, pero también cómo esas libertades han traído para ellas nuevas esclavitudes. Nos interesaba en esa época también el problema de Oriente Próximo, y después se fundieron hasta hacer una sola historia", dice Costa Gavras.La distribución de esta película, presentada en el festival de Venecia de 1983, ha sido dificil. "Hay un distribuidor en España que está interesado en proyectarla, pero no sé por qué no lo ha hecho todavía. Ha habido opiniones encontradas sobre esta película. Gente a la que yo respeto me ha dado su apoyo y la han considerado como la más profunda de mis películas, entre ellos el crítico de Le Monde. Las razones que dificultan la distribución de una película pueden ser económicas e ideológicas. En este caso quizá sean las dos".

Las anteriores películas de Gavras han estado basadas en hechos reales; ésta es la primera película en la que parte de una inquietud por expresar su parecer sobre un conflicto político, que explica a través de una historia creada para ello. "Lo que inquieta a los detractores de esta película es que al final ambas partes, israelíes y palestinos, tienen la razón. La mayoría de la gente está acostumbrada a pensar que si una de las partes lleva la razón, la opuesta no puede tenerla. Yo propongo que para llegar a una verdadera solución pacífica se debe empezar por considerar que ambas partes tienen razones de peso, y a partir de ello se puede iniciar un diálogo".

La protagonista de Hanna K. es la actriz Jill Clayburgh, una mujer sin apellido, en busca de su identidad. Hanna K. es una abogada que ha abandonado a su marido, un europeo escéptico que sigue amándola; ha regresado a Israel y tiene un hijo de un israelí, sionista militante. Quiere dejar también a este hombre para vivir con quien es su defendido en una causa, un joven palestino que por el hecho de serlo es considerado un subversivo. No es un amor propiamente, el joven palestino es casi sólo un símbolo. La verdadera gesta de ella es la búsqueda de su libertad.

No hubo problemas en Israel para la filmación de esta película. Un periódico norteamericano publicó hace unos meses que Costa Gavras, como director de la Cinemateca Francesa, había donado al Gobierno israelí 6.000 películas de propaganda nazi, después de lo cual la filmación se desarrolló con mayor facilidad. "De ninguna manera, nada tiene que ver una cosa con la otra", aclaró el realizador griego. "La cinemateca tenía estas películas y resolvimos enviarle copias al Gobierno israelí por considerar que formaban parte de su patrimonio histórico. No tiene nada que ver con mi película".

"En Israel nos dieron facilidades para rodar en su territorio. Se nos permitió hacerlo sin problemas. Sólo hubo una escena que finalmente decidimos filmar en Italia. Es la escena donde se destruye la casa de un palestino. Ahí surgió el problema, un problema de palabras: ¿terrorista o resistente? Nos dijeron que podíamos hacer esa escena también en Israel, pero en algún sitio apropiado. Decidimos hacerlo en otro país".

En cuanto al momento actual del cine europeo, el autor de Desaparecido considera que estamos viviendo un momento de transición, un momento de crisis, como los que preceden a los grandes cambios. "Se están empezando a vislumbrar los distintos caminos o vías que se abrirán más tarde".

Costa Gavras está terminando en estos momentos la producción de su última película, Consejo de familia. Un divertimento, como lo llama él, sobre una familia francesa cuya ambición es la de aburguesarse aún más, sólo que todos los miembros de la familia son ladrones de cajas fuertes.

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