La baja en seis pesetas de las gasolinas tendrá un efecto reductor del índice de precios al consumo de diciembre

El Consejo de Ministros decidió ayer, a última hora, anticipar unos días el regalo de Reyes a los españoles al rebajarles, por primera vez en la historia, el precio de las gasolinas en seis pesetas por litro. Los nuevos precios entrarán en vigor a las cero horas del viernes y serán de 87 pesetas para la super (97 octanos) y 81 pesetas para la normal (92 octanos). Las reducciones tendrán un efecto favorable en el índice de precios al consumo (IPC) del mes de diciembre y, en general, de todo el año 1985. El Gobierno mantiene inalterable, por ahora, el precio de la bombona de butano y el de otros productos derivados, como el gasóleo.

El portavoz del Gobierno, Javier Solana, dio a entender ayer, al anunciar oficialmente la decisión, que el Consejo de Ministros se verá en la necesidad de reajustar -según estimaciones del Ministerio de Economía, al alza- los precios de los gasóleos y otros derivados del petróleo, como consecuencia de la introducción del impuesto sobre el valor añadido (IVA). Ayer, el Gabinete decidió bajar sólo gasolinas y naftas -estas últimas, en 5,60 pesetas por litro-, los dos derivados del crudo que se encuentran en la gama más alta de su destilación.Según fuentes solventes, la decisión de modificar a la baja de los precios de las gasolinas se decidió a última hora del martes, pese a que la intención gubernamental era dejarla para enero y hacer coincidir todos los reajustes con los cambios que experimentará la fiscalidad especial de los productos derivados del petróleo. Así, convocó para el martes, con carácter de urgencia, a la Junta Superior de Precios, a la que propuso los reajustes.

La baja de las gasolinas y las naftas fue justificada por Javier Solana en función de la mejora de condiciones del mercado mundial de crudos y del descenso en la cotización de la moneda de pago, el dólar. Solana dejó para el ministro de Industria, Joan Majó, la explicación técnica de los ajustes, que se han arrastrado, según fuentes de la propia Administración, desde que los ingresos fiscales reales comenzaron a superar los previstos hace unos tres meses.

La delegación del Gobierno en Campsa calcula que por cada dólar que baja el crudo, el Estado aumenta en 35.000 millones de pesetas sus ingresos fiscales. Y por cada peseta que baja el dólar, el mayor ingreso es de 5.500 millones. En estos momentos, el exceso de ingresos fiscales se calcula en más de 50.000 millones de pesetas. En el Consejo de Ministros de ayer también se aprobó un decreto ley que tendrá un decisivo impacto en los consumos de productos petrolíferos y en la reordenación de este sector. Se trata de un nuevo decreto ley -tercero, en una lista aún no acabada de nuevas regulaciones- de adaptación del monopolio de petróleo a la Comunidad Económica Europea (CEE).

El texto del decreto ley, cuyo alcance también explicará hoy el ministro de Industia y Energía, parece contradecir, según fuentes solventes, los protocolos firmados con el sector para su reordenación y abrirá la puerta a procesos jurídicos ante los tribunales de competencia de la Comunidad.

Así, el decreto define de nuevo el carácter del monopolio de petróleo y deja en manos de la empresa gestora del mismo -la nueva Campsa- "la importación, distribución y venta de combustibles y carburantes", liberando el resto de productos como los lubricantes. Bajo esta redacción, el monopolio será el unico organismo que podrá importar los productos petrolíferos mencionados, aunque la ley dejará a las empresas que distribuyan y comercializen libremente el cupo asignado. El punto débil del texto es que el monopolio, y la empresa que lo gestione hasta la desaparición legal de aquel, podrá utilizar estos productos importados para competir con los producidos por las refinerías nacionales.