A propósito de la exposición de Juan Gris
La ya clausurada exposición en homenaje al gran pintor madrileño Juan Gris ha sido todo un éxito: 3.000 personas diarias, como media, han desfilado.por las salas Ruiz Picasso de la Biblioteca Nacional (véase EL PAIS de 22 de noviembre). Gracias a esta magnífica muestra hemos podido comprobar la maestría de un artista que, en pocos años, consiguió una personalísima manera de pintar y de interpretar el cubismo de Picasso y Braque, experimentando y desarrollando, quizá más que aquéllos, su propio cubismo.Además esta exposición ha coincidido con la campaña de las vallas publicitarias para dar a conocer la creación de algunos.de nuestros más ilustres artistas. Obras de Juan Gris se han podido ver como algo cotidiano en la estética urbana, paseando o desde el coche, a corta o larga distancia. Percibiendo las formas consciente o inconscientemente.
Pero la exposición de Juan Gris, afortunadamente, no es la a única. Estamos acostumbrados, aunque sólo sea en algunas citidades del Estado, a ver importantes muestras de arte, organizadas tanto por organismos públicos como por instituciones privadas. Todavía están recientes. Dalí, Gaudí, Cézanne..., y ahora mismo podemos contemplar El siglo de Rembrandi, la pintura, napolitana, ToulouseLautrec o Joseph Beuys.
Sin embargo, al lado de esté esfuerzo por traer las obras de los grandes artistas y hacer encomiables y europeos montajes, es necesario hacer una grave objeción: no existe, salvo raras excepciones, un material informativo que pueda servir de alternativa a los buenos pero costosos catálogos que se editan con motivo de estos acontecimientos culturales (1.800 pesetas el dedicado a la exposición El siglo de Rembrandt y 3.000 el de Juan Gris). Podían ser unas hojas o pequeñas guías de carácter didáctico, reproducidas incluso, como ocurre en museos importantes de Europa, por procedimientos económicos. Sería un gran servicio para un sector de la sociedad que, aunque no lo componen especialistas, si está ávido de cultura. De la misma manera tendrían un valor insustituible para aquellos profesores que llevan a sus alumnos a ver estas exposiciones.- Ángeles Carrera.
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