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CIENCIA

Entusiasmo en la bolsa y cautela médica ante un nuevo tratamiento del cáncer

Los precios de las acciones de numerosas pequeñas compañías de ingeniería genética sufrieron un alza espectacular ayer en la Bolsa de Nueva York, tras el anuncio hecho el pasado miércoles por científicos del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos sobre un nuevo tratamiento biológico de los tumores malignos. El tratamiento se basa en una proteína activadora del sistema inmunológico humano, la interleukina 2, que se produce por técnicas de ingeniería genética.

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Los efectos de la interleukina

Los analistas financieros señalaron que los inversores saben que la cura del cáncer no es posible en un futuro inmediato, pero que se interesan por las compañías debido a los posibles beneficios a largo plazo.El anuncio del nuevo tratamiento ha provocado reacciones cautelosas en el mundo científico. Steven Rosenberg, director del equipo que ha realizado el tratamiento experimental en 25 pacientes, con resultados positivos en 11 de ellos (véase EL PAÍS de ayer), tuvo ayer que matizar cuidadosamente sus afirmaciones del día anterior. Rosenberg señaló que pasarán años antes de que este método pueda aplicarse de forma generalizada y que la interleukina 2 produce efectos secundarios graves. "Se trata de un primer paso prometedor en una nueva dirección, pero no es la cura del cáncer aquí y ahora".

Los centros del Instituto Nacional del Cáncer y otros centros sanitarios especializados en esta enfermedad se vieron ayer inundados de llamadas de enfermos de cáncer; amigos y familiares que solicitaban información sobre la posibilidad de tratamiento.

Los especialistas en cáncer han visto reacciones similares antes. Los casos más notables en tiempos recientes fueron el interferón, hace pocos años, y, en los primeros años setenta, la BCG, una vacuna contra la tuberculosis que parecía tener potenciales efectos contra el cáncer.

Los experimentos realizados ahora han sido precedidos de numerosos estudios en animales, en los que se han conseguido buenos resultados. Ninguna de las personas tratadas lleva más de 10 meses con el tratamiento, lo que impide sacar conclusiones a largo plazo. En otros grupos donde se ha utilizado también este método los resultados han sido prometedores, pero su alto coste y su complejidad impiden que se aplique masivamente.

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