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RELIGIÓN

Los obispos canadienses, en favor de una dirección colegiada

Francesc Valls

ENVIADO ESPECIALDar pasos hacia la colegialidad y que el sínodo sea un eslabón más en ese camino es una de las tesis que ayer defendieron. ante la Prensa Bernard Hubert y James Hayes, presidente y vicepresidente, respectivamente, de la Conferencia Episcopal Canadiense, que han enviado una carta al Papa definiéndose en este sentido. De esta manera, los prelados de Canadá rompían el silencio que imperaba hasta el momento entre los padres sinodales. Hoy serán los norteamericanos quienes se dirijan a los medios de comunicación y próximamente los españoles, Ángel Suquía, arzobispo de Madrid, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Gabino Díaz, Merchán, quien ayer lo anunció ante un grupo de periodistas.

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La nueva fluidez en las relaciones con la Prensa se interpreta como la expresión, de distintas sensibilidades, tal como ayer manifestaron los obispos canadienses, quienes reconocieron la existencia de diferencias, aunque negaron que subsistieran tensiones. La diversidad de apreciaciones, hace que algunos de los sinodales, como los canadienses, insistan en defender el Concilio Vaticano II como "una experiencia dinámica que no ha terminado", o entender, tal como los prelados Hubert y Hayes lo hicieron ayer, que el período de 12 días es demasiado corto para realizar un sínodo.

A la diversidad de enfoques se suma el contraste existente entre la Básílica de San Pedro, a la que actualmente le están restaurando el ala derecha, y el moderno palacio proyectado por Nervi, donde se desarrollan las sesiones. La aristocracia de la Iglesia católica allí reunida, manifiesta su diversidad externa en los morados solideos de los cardenales o en los rojos de los obispos, aunque el color oscuro de sotanas y clergyman de la nota de uniformidad.

Al igual que desde el pasado lunes, padres sinodales africanos, asiáticos, latinoamericanos y europeos desfilaron ayer con sus carteras de skay de color rojizo entre la columnata de Bernini. Frente al palacio de Nervi, el Mercedes limousine de Juan Pablo II aguardaba la salida del Papa, que ayer estuvo acompañado por el de su secretario personal, el africano Emery Kabongo. Abajo, junto a la explanada, una gran diversidad de vehículos condujo a los asistentes al sínodo hasta sus residencias después de concluida la sesión de trabajo, cuya característica prácticamente común es el uso del inglés por los ponentes.

El latín, a pesar del reciente resurgimiento litúrgico, está siendo escasamente utilizado por los asistentes al sínodo. El venezolano Rosalío Castillo Lara, presidente de la Pontificia Comisión de Interpretación del Derecho Canónico, pidió ayer disculpas por dirigirse en castellano a los asistentes al sínodo. A la salida de las sesiones de ayer apenas hubo declaraciones a la Prensa. Frente a la fluidez que mostraron los obispos canadienses, algunos de los prelados insisten en mantener silencio.

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