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Después de la 'cumbre'

THE NEW YORK TIMES( ... ) La cumbre ha sido un fracaso desde el punto de vista de los contenidos sustanciales. Perdieron una oportunidad, la mejor que yo recuerde, para iniciar reales reducciones de las armas nucleares que tienen las dos superpotencias. Ambas partes han pedido una reducción del 50% de las armas nucleares, pero los dirigentes ni siquiera se pusieron de acuerdo en un cuadro de negociación para llevar a cabo ese objetivo.

Lo que ha sido interesante es la reacción. Pese a la falta de sustancia y el cuidado que mostró Reagan para evitar la euforia, el Congreso aplaudió con energía sus entonaciones a la esperanza, sus referencias a la necesidad de la paz.

El público americano parece igualmente complacido pensando que algo de éxito ha tenido la reunión de Ginebra. Esta pasión de aplaudir nos revela dos datos acerca del sentir de los americanos. Primero, el deseo profundo de paz. Lo que el presidente Kennedy descubrió cuando recorrió el país en el último verano de su vida es todavía verdad: los americanos aspiran a medidas concretas que faciliten la distensión entre las superpotencias, la guerra psicológica, el peso del armamento.

Segundo, las pocas expectativas que han satisfecho. Nos contentó la atmósfera de Ginebra ( ... )

Sin duda, hay valores en esa atmósfera y en el contacto humano. Importa que un presidente doctrinario y de derechas se encuentre con un dirigente soviético y concluya como dijo Reagan a su Gabinete: "Creo que ellos comparten con nosotros el deseo de hacer algo y de hacer los esfuerzos para llegar a ello". ( ... )

Habló de Mijail Gorbachov con respeto personal. ( ... ) Y es difícil acusar a Reagan de ser suave con el comunismo.

Pero todo esto es efimero, a menos que afecte a la actual política de los dos líderes. ( ... )

Para Gorbachov, en dos áreas políticas se podrá comprobar si Ginebra ha influido sobre su pensamiento. Son la represión de los disidentes y de los judíos, y la ocupación militar en Afganistán.

Los funcionarios soviéticos siempre insisten en que el tratamiento de estas cuestiones es un asunto interno. ( ... ) Pero si Gorbachov es realista debe saber que la crueldad con los disidentes y los judíos tiene incalculables consecuencias en el extranjero, minando el apoyo para negociaciones con la Unión Soviética. ( ... )

Los augurios no son buenos. Hablando en la radio, después de su regreso, a Washington, Reagan pidió al Congreso que apoyase su programa de aumentar la producción de armas y la defensa espacial. Demostró que no había entendido las implicaciones de las que su secretario de Defensa le informó: que si los rusos pueden llegar a desarrollar su defensa espacial, Estados Unidos se vería forzado a construir más armas nucleares ofensivas.

INTERNATIONAL HERALD TRIBUNE¿Puede el presidente Reagan capitalizar su éxito en Ginebra para dar un paso adelante en los problemas internos? Si fuese clarividente se concentraría ahora en romper la logia del Congreso sobre el presupuesto federal. Debería pensar menos en la reforma fiscal, por muy deseable que sea, y mover más a la opinión pública hacia compromisos prácticos que reducirían el déficit público para el año próximo o lo rebajarían sustancialmente.

Todos estos argumentos es innecesario repetirlos. En tanto que Estados Unidos tenga un déficit en su presupuesto de 200.000 millones de dólares al año, los tipos de interés no pueden descender, a menos que las empresas privadas y los individuos comiencen a pedir menos créditos, lo que implica una recesión, y salvo que la Reserva Fe~ deral norteamericana flexibilice sustancialmente su política monetaria, lo que implica un probable renacimiento de la inflación, lo último que necesita el mundo democrático occidental. Pero en tanto Estados Unidos mantenga altos tipos de interés financiero continuará atrayendo capitales extranjeros, conservando el dólar supervalorado y unos productos americanos sin posibilidad de competencia.

Reducir el déficit presupuestario traerá una mezcla de decisiones altamente impopulares, probablemente una limitación de los gastos en defensa y seguridad social y una elevación de los impuestos, lo que solamente podrá ser aceptado si los grandes partidos políticos, incluyendo la Administración misma, se preparan para apearse de las posiciones atrincheradas que han tomado. Y esto no lo harán sin el liderazgo de la Casa Blanca. Pero si el presidente estuviese en posición de ejercer ese liderazgo y desplegar todas sus notables dotes de persuasión, el momento es ahora, cuando desciende desde la cumbre.

El nuevo liderazgo de Reagan no debería limitarse a Estados Unidos. ( ... )

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