Las autoridades advierten de una nueva avalancha
La Gobernación del Departamento de Caldas advirtió ayer a los habitantes de zonas ribereñas de tres ríos de localidades situadas en el centro de Colombia acerca del peligro de una nueva avalancha causada por el volcán. Aparte de las 20.000 víctimas mortales, hay 5.000 desaparecidos, 12 municipios evacuados, 15 puentes destruidos, ocho ríos desbordados y centenares de vehículos aprisionados en la marea de barro y piedras. El Ministerio de Defensa declaró zona militar la región afectada.
"Existe el peligro potencial de una nueva, avalancha a lo largo de los ríos Molinos, Claro y Chinchiná, por un gran bloque de hielo que está a punto de desprenderse", se indicó en un comunicado. El ministro de Salud colombiano, Rafael de Zubiría, afirmó ayer que el número de muertos por la erupción del volcán Ruiz alcanzó los 20.000, de ellos 15.000 en Armero. Los cálculos de periodistas y equipos de rescate elevan el número de víctimas a más de 30.000.Los trabajos de rescate de supervivientes prosiguieron, ayer, mientras las precarias instalaciones hospitalarias se veían desbordadas por millares de heridos que llegaban implorando curación. Emergiendo como náufragos de una tempestad, surgieron supervivientes de color marrón y gris -según el tono del lodo que los arrastró-, que a duras penas al canzaban las carreteras próximas a Chinchiná, Armero y Guayabal.
Las pérdidas materiales son incalculables. Sólo las estimadas por destrozo de cultivos que quedaron arrasados o cubiertos por una gruesa capa de cenizas ascienden a 3.000 millones de pesos (casi la misma cantidad en pesetas).
Armero y Chinchiná fueron las localidades más afectadas por la lluvia de cenizas y el alud de rocas, agua, árboles y animales. Chinchiná, en la vertiente oceídental del volcán, fue devastada por el río del mismo nombre. Esa población, de unos 6.000 habitantes, lamenta la muerte de 1.500 personas y centenares de desaparecidos. Armero, al este de la montaña, casi frente al cráter Arenas, que fue el que entró en erupción, ha sido literalmente borrado del mapa.
En la localidad de Armero, de 21.000 habitantes, murieron 15.000 personas. De su iglesia, con 40 metros de altura en su torre, sólo se ve la cruz que la corona, el resto está sepultado bajo un mar de fango. Como cruel contrasentido el único sector del pueblo no afectado por la erupción fue el cementerio, situado sobre una pequeña colina. Armero es hoy una gran playa de dos o tres kilómetros cuadrados, de la que sobresalen algunos techos de lo que un día fueron casas.
Graves mutilaciones
Las dimensiones de la riada causa da por la entrada en actividad del volcán Nevado del Ruiz fueron de tal magnitud que médicos de la Cruz Roja informaron que el 60% de los muertos presentaba graves mutilaciones: "A unos les falta la cabeza, otros están sin piernas o sin brazos". Las cenizas del estallido del volcán llegaron hasta las afueras de Bogotá y a la ciudad de Boyacá, a 200 kilómetros y 350 kilómetros al este, respectivamente, de la montaña.
Por la radio se realizan insistentes llamamientos para que se envíen a la zona del desastre medicinas, ropas, tiendas de campaña, alimentos (hay personas que llevan tres días sin comer) y agua potable. Todos los ríos del área están contaminados por el azufre escupido por el volcán, y no hay líquido ni para lavar a los heridos teñidos de lodo.
El presidente colombiano, Belisario Betancur, demacrado y súbitamente envejecido, estuvo el jueves y el viernes en los pueblos afectados por la erupción. "Aún no alcanzamos a medir las dimensiones de la tragedia", dijo el jefe de Estado, pero se mostró esperanzado "con la solidaridad del mundo, del continente y de Colombia". "Así saldremos adelante", dijo.
Ante falsas informaciones de una nueva erupción en el Ruiz, el presidente pidió a los medios de comunicación "no crear falsas alarmas" y les solicitó que "sigan colaborando". El ministro de Defensa, general Miguel Vega Uribe, señaló que "las falsas alarmas son terrorismo".
"Estoy transitando por las calles de Mariquita (localidad cercana al volcán donde está el puesto central de socorro) para que la gente me vea y se tranquilice", añadió Betancur. "Las grandes pruebas son las grandes oportunidades para medir el temple de las naciones", comentó Betancur, y solicitó "fe y esperanza para comenzar ahora mismo la reconstrucción".
Informaciones divulgadas después de la explosión afirman que la erupción estaba anunciada. En los días anteriores, las localidades cercanas al volcán sintieron numerosos sismbs de pequeña intensidad y duración.
En los tres meses anteriores se detectaron 962 ligeros temblores de tierra, a un promedio de 17 por día, según el Instituto de Investigaciones Geológicas de Colombia. Pese a ello, Armero, Chinchiná, Guayabal, Líbano, Lérida y Mariquita no fueron evacuadas. Incluso las autoridades descartaron que hubiera peligro, y pedían tranquilidad a la población, pese a la persistente lluvia de cenizas que se precipitaba desde tres días antes de la erupción. El único aviso para que la población huyera fue "un terrible ruido y una oscuridad total", según cuentan los supervivientes, a las diez de la noche del miércoles. Era la erupción.
Por otra parte, Robert Tilling, del Instituto de Investigacion Geológica de Estados Unidos, afirmó ayer que "lo normal" es que se produzcan "repetidas erupciones de menor intensidad" del Nevado del Ruiz durante las próximas semanas. Tilling informó a la agencia Efe que ese volcán colombiano es del tipo que produce erupciones "explosivas", y añadió que "no debiera de haber otra gran erupción".
Sin embargo, dijo que la actividad de los volcanes es "impredecible" y citó el caso de El Chichón, en México, que siendo del mismo tipo tuvo tres grandes erupciones en marzo de 1982.
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