Estado de la nación
Hace pocas semanas hubo un debate político en el que esos señores que nos gobiernan discutieron, desde el punto de vista que les convino, sobre el estado de la nación. Desde dentro, esos temas que se analizaron son los lógicos dentro de un Parlamento, que sirve para regular y mitigar los conflictos en la sociedad. Pero si mirásemos el país desde fuera, pongamos por caso desde Extremadura, veríamos cómo España es un Estado débil en el sentid de sus partes, más que en el de la globalidad (12ª potencia industrial del mundo).Si nos fijamos en los medios de comunicación (periódicos, televisión, radio) para echarle la mejor ojeada posible al estado de la nación, o por lo menos así debería ser, nos encontramos con que, paradójicamente, los únicos españoles son los catalanes, los vascos y los madrileños, y en algunas ocasiones, pero menos, isleños, andaluces, gallegos, castellanos, montafleses, valencianos, navarros, aragoneses, asturianos y murcianos. Así nos enteramos por esos medios de comunicación hasta aprenderlo de memoria de las injusticias que el Estado le inflige a catalanes y vascos, lo poco que tienen estas regiones, lo bonitas y campestres que son sus fiestas, lo maravillosas que son sus costumbres y lo virguero que es liblar sus lenguas. A Extremadura no la he nombrado por ser únicamente una reserva del Estado. Claro que cada uno tiene lo que se merece, y nosotros ni protestamos de palabra u obra, ni nuestros políticos son algo más que meras sucursales de sus partidos, ni culturalmente vamos por delante en nada.
De este modo, no importa que Cáceres produzca el 70% del tabaco y las fábricas se lleven a cualquier otro sitio. Por lo visto, desde que se hizo el trasvase Tajo-Segura, el citado río ya no pasa por Extremadura: las compensaciones son sólo para Castilla-La Mancha. No importa que nuestras centrales hidroeléctricas sigan produciendo de sobra sobre nuestro consumo; ahora desaparecen las contrapartidas. Amén de la central nuclear en funcionamiento. Por no hablar de la infraestructura en carreteras y otros servicios. Y es que nosotros nunca crearemos problemas, ya que es difícil sentirse extremeño, aunque cada vez va siendo más difícil sentirse español.- . Cáceres.
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