Dirigentes de la guerrilla salvadoreña piden a Duarte que se entreviste hoy con ellos en Madrid

Guillermo Ungo, presidente del Frente Democrático Revolucionario (FDR) -coligado con la guerrilla del rente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)-, y el número dos de aquella organización, Rubén Zamora, llegarán hoy a Madrid con intención de entrevistarse con el presidente de El Salvador, José Napoleón Duarte, según anunció ayer a EL PAIS la comisión político-diplomática del FDR.

Duarte aseguró no haber tenido comunicación oficial de esa propuesta y añadió que, en caso de recibirla antes de su salida de Madrid -al mediodía de hoy-, tendría que rechazarla por falta de tiempo. Ungo y Zamora, que participaron en las rondas de negociaciones celebradas hasta ahora entre el Gobierno y la guerrilla, tienen previsto llegar a la capital española algunas horas después de la salida de Duarte, a quien el FDR ha pedido que retrase su-partida.Ésta es la tercera vez desde la ruptura del diálogo en que el presidente salvadoreño rechaza, según el FDR, una propuesta de negociación con la guerrilla. Anteriormente los rebeldes habían utilizado como intermediario al obispo de San Salvador, Arturo Rivera y Damas, y en otra ocasión, al Ministerio de Asuntos Exteriores español. En julio de 1984, con ocasión del primer viaje de Duarte a Europa, fuentes diplomáticas españolas aprovecharon una escala del presidente en Lisboa para preguntarle si estaría dispuesto a entrevistarse con la oposición armada en Madrid. "Duarte se negó entonces a esa posibilidad", según fuentes salvadoreñas.

Representantes del FDR declararon que agradecerían la ayuda del Gobierno español para favorecer una entrevista hoy", pero ignoraban si se había producido alguna gestión de ese tipo en las reuniones mantenidas por Duarte con Felipe González. Las fuentes citadas reconocían que el secuestro de la hija del presidente salvadoreño "podría haber sido un obstáculo a la hora intentar una mediación española".

El secuestro de Inés Guadalupe Duarte, liberada el mes pasado a cambio de un centenar de guerrilleros presos, alejó aún más las posiciones de Duarte y los dirigentes de la guerrilla.

La oposición considera que Duarte no acepta el diálogo porque carece del apoyo de las fuerzas armadas salvadoreñas. En una entrevista concedida el miércoles a El PAIS, el presidente salvadoreño negó esta acusación y aseguró que tiene "el apoyó del pueblo salvadoreño, no sólo de las fuerzas armadas".

Duarte, que llegó a Madrid el pasado lunes, se ha entrevistado en dos ocasiones con el presidente del Gobierno español, Felipe González, y ha sido recibido otras tantas por el rey Juan Carlos.

Las dos únicas rondas negociadoras entre Duarte y la guerrilla se celebraron el 15 de octubre de 1984, en la localidad salvadoreña de La Palma, y el 30 de noviembre de ese mismo año, en Ayagualo. En la primera ocasión, el presidente salvadoreño se reunió, además de con Ungo y Zamora, con los comandantes guerrilleros Fernán Cienfuegos, Nidia Díaz, Facundo Guardado y Lucio. El obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, actuó como mediador, tras rechazar Duarte la presencia de testigos, como el presidente colombiano, Belisario Betancur; el máximo dirigente venezolano, Luis Herrera Campins, o el líder de la Internacional Socialista, Willy Brandt.

Duarte ofreció en esa ocasión la apertura de un diálogo permanente entre la, guerrilla y el Gobierno, y presentó un plan de negociación basado en 10 puntos. Éste incluía proponer a la Asamblea General la amnistía total y sin restricciones para todos aquellos que hubieran participado directa o indirectamente en delitos ligados a la situación de violencia política, garantizaba la integración de los guerrilleros en la vida del país y la libertad de expresión, así como la concesión de todo tipo de facilidades para aquellos que desearan abandonar el país.

La segunda ronda de conversaciones se celebró el día 30 de noviembre de 1984 en Ayagualo. La oposición salvadoreña presentó una propuesta de paz dividida en tres fases, que el presidente salvadoreño rechazó "por anticonstitucional", tras lo cual propuso celebrar reuniones privadas, no protocolarias, y sin proyección propagandística.