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El Banco de España frena temporalmente la instalación de instituciones financieras extranjeras

El Banco de España ha decidido frenar, al menos temporalmente, la incorporación de bancos extranjeros al sistema financiero español porque se considera que la cuota de penetración alcanzada es muy importante y que es preciso dejar pasar un tiempo de reflexión antes de tomar nuevas decisiones. Las solicitudes de algunos bancos japoneses, de Estados Unidos y del Royal Bank of Canada, así como las conversaciones que se mantienen entre instituciones financieras españolas y extranjeras para acuerdos de adquisición de acciones de bancos filiales, tendrán que esperar algunos meses su resolución.

La presencia de la banca extranjera en el conjunto del sistema financiero español ha aumentado de forma importante desde que se empezó a autorizar su instalación en 1978 y en la actualidad representa un porcentaje importante del negocio bancario, en torno al 14%, a pesar de las limitaciones legales que se introdujeron en el decreto de autorización.La forma tradicional de que los bancos extranjeros empezaran a operar en España fue la constitución de sucursales, -tres como máximo- que exigen en la actualidad el desembolso de 2.000 millones de pesetas para la primera oficina y una cantidad menor para la apertura de las otras dos. Esta forma de operar lleva aparejadas otras limitaciones, como no poder obtener recursos de clientes por encima de un pequeño porcentaje de su pasivo, dependiendo en su mayor parte de los recursos obtenidos en los mercados monetarios.

Oposición de la banca nacional

La crisis bancaria facilitó, no sin importantes presiones en contra de las instituciones financieras españolas, otra forma de implantación en España. Numerosas entidades extranjeras acudieron a las subastas de bancos en crisis y se hicieron cargo de entidades como la Banca López Quesada, Banco de Valladolid, Levante o Atlántico. Con esta fórmula, las limitaciones legales de apertura de sucursales o captación de pasivo entre los ahorradores privados desaparecían. La última fórmula utilizada ha sido la compra de paquetes significativos de acciones de una sociedad filial a un banco español, como en el caso del National Westminster, que posee el 49% del capital de un banco formado por el antiguo Banco de Gerona, al que se sumó la red pensinsular de oficinas de la Banca March.Aunque en ocasiones como ahora la actividad de la banca extranjera crezca, al estar en un momento de baja de los tipos de interés, y descienda en momentos en que los tipos tiendan al alza, lo cierto es que las entidades extranjeras ocupan ya una parte del mercado del que no serán desalojadas.

Esta situación ha provocado, en numerosas ocasiones, que la banca española pidiera que se limitara más la actividad de las entidades extranjeras e incluso la gran banca nacional hizo una oferta de compra de todos los bancos de Rumasa para impedir que entraran más extranjeros.

La presencia de la banca extranjera ha servido, según fuentes del Banco de España, para dinamizar el sistema financiero y para darle mayor transparencia, aunque, señalan algunos expertos, la cuota de mercado alcanzada puede ser excesiva. Por ello se ha impuesto un período de reflexión y se ha recomendado que se retrasen durante un tiempo las conversaciones que tienen lugar entre algunas entidades, como el Banco de Vizcaya y el Dresdner Bank, para llegar a alguna fórmula de venta similar a la utilizada por la Banca March.

Algunos de los bancos extranjeros que tienen solicitada la autorización de apertura de sucursales se han planteado la posibilidad de apelar a la cláusula de reciprocidad para presionar sobre su autorización, aunque parece que por el momento han decidido no ejercer dicha posibilidad. No obstante, en medios de la banca extranjera se considera que la decisión de autorizar nuevas instalaciones dependerá de factores externos, entre los que no se descarta que alguna entidad internacional de tamaño importante se hiciera cargo de algún banco español en saneamiento, para lo que ya se mantuvieron contactos a principios del pasado verano, aunque no llegaron a cristalizar en aquellos momentos.

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