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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Futuro incierto en Guatemala

LAS ELECCIONES que tendrán lugar mañana en Guatemala no son unas elecciones más en Centroamérica. Dicho país se caracteriza por una polarización extremada de la sociedad, con una concentración en muy pocas manos de la riqueza y de la tierra. La población indígena representa el 65% de la total, lo que agudiza aún las desigualdades sociales y culturales. Las estructuras políticas han sido siempre muy débiles y tradicionalmente los militares han asumido un papel decisivo en la gobernación del país. Desde 1921, solamente dos presidentes no han sido militares. El intento de Jacobo Arbenz de realizar en 1954 una profunda reforma agraria fue derrotado por un golpe reaccionario. Quizá esa revolución frustrada, la primera en la América de posguerra, esté en la raíz de la radicalización extremada que ha caracterizado desde'entonces la situación política de Guatemala.El actual intento democratizadores la desembocadura de varios años de inestabilidad en la cumbre militar, que se manifestó en diversos golpes en un corto plazo de tiempo. Inestabilidad causada por la evidencia de que los militares estaban llevando el país a una situación cada vez más insostenible. No lograban poner fin a los grupos guerrilleros, que, a pesar de su debilidad numérica, se han convertido en un factor permanente de la políernos militares tica guatemalteca. El fracaso de los Gobiernos era asimismo evidente en el terreno económico, con dos tercios de los habitantes condenados a la depauperación; una inflación muy fuerte; un desbarajuste total, con casos en que el país se ha encontrado sin gasolina por imposibilidad de pagar su importación, y fenómenos de corrupción que afectan a la misma cumbre militar. A la vez, Guatemala ha presentado uno de los casos más monstruosos de violación de los derechos humanos a nivel mundial: las detenciones ilegales, las torturas, las desapariciones, las ejecuciones cometidas por los escuadrones de la muerte, han sido práctica corriente. En reiteradas ocasiones, la ONU ha condenado de modo explícito los hechos intolerables de represión cometidos por las sucesivas dictaduras.

En 1984, el general óscar Mejía Víctores anunció su propósito de encaminar el país hacia una situación democrática; el primer paso fue la elección el verano pasado de una Asamblea Constituyente y mañana tendrán lugar las primeras elecciones en el marco de la Constitución ya aprobada. De ellas deberá salir el primer presidente elegido por los ciudadanos, si bien una segunda vuelta será necesaria si ningún candidato obtuviese este domingo mayoría absoluta. Ahora bien, hace falta recordar que, desde la elección de la Asamblea Constituyente -hace poco más de un año-, el general Mejías Víctores ha seguido ejerciendo un poder dictatorial; la situación represiva anterior se ha mantenido. En el texto mismo de la Constitución, las competencias de orden público quedan reservadas de hecho para los militares, y, por tanto, una base concreta, legal, para su intervención ulterior en la política del país.,Por tanto, todavía no hemos asistido a una transición hácia una régimen democrático. Ante las elecciones que tendrán lugar mañana, sigue en pie una pregunta esencial: si servirán simplemente para colocar un Gobierno civil como cobertura del poder militar o si de verdad serán el primer paso hacia un sistema democrático capaz de abordar los problemas del país con una dinámica nueva.

Ocho candidatos se presentan para la presidencia; seis pertenecen a partidos netamente de derecha, incluida la Unión del Centro Nacional, creada con métodos de mercadotecnia y apoyos norteamericanos, sin arraigo propio. La democracia cristiana se presenta con un candidato, Vinicio Cerezo, considerado como uno de los que tiene mayores posibilidades al menos de pasar a la segunda vuelta.

Los militares sienten hacia él una profunda aversión. En recientes declaraciones, Cerezo ha dado a entender que no cabe descartar el peligro de un golpe de los militares si sale elegido un presidente no deseado por ellos. Ello sitúa bien los límites del acto electoral que se iniciará dentro de unas horas. Si bien Cerezo es uri hombre moderado, su programa prevé el restablecimiento de libertades democráticas efectivas, lo que abriría, por lo menos en teoría, la reincorporación a la vida ciudadana de sectores hoy en la clandestinidad o en la guerrilla. Porque la izquierda, en el plano legal, hoy prácticamente no existe; el Partido Socialista Democrático, que presenta un candidato, es más bien un proyecto, quizá una esperanza, pero carece de fuerza real.

Si las elecciones permiten destacar un candidato a presidente y una mayoría en el Parlamento decididos a establecer de verdad una situación democrática será un paso importante para Guatemala y para Centroamérica; pero es muy probable que con ello se abra un período complejo de pugna, más o menos aguda, con una cumbre militar acostumbrada a considerar que el pais es su propiedad particular.

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