Ernesto Haffter: "Veo a mi música tan joven como yo me siento a los 80 años"
La Orquesta Nacional rinde homenaje al veterano compositor
"Veo mi Sinfonietta, a los 60 años de su estreno, y mi música en general, tan joven como yo me siento a mis 80 recién cumplidos". Todo son proyectos, obras en curso, próximas publicaciones y estrenos, al hablar con el compositor Ernesto Halffter, el más caracterizado de los pocos discípulos que tuvo Manuel de Falla. "Existe una nueva versión de Sonatina", dice Halffter, que jamás se interpretó aquí; he vuelto sobre las Canciones, de Rafael Alberti, y sobre el ciclo L´hiver de l´enfance, de Denise Cool. Aparecieron ya las Canciones del niño de cristal, y espero que no se demore la edición del Concierto para guitarra y orquesta, de 1967". Anoche, la Orquesta Nacional de España le rindió homenaje en el teatro Real de Madrid con ocasión de su 80º aniversario.
Pregunta. ¿Cuál es su ocupación principal actualmente? ,
Respuesta. Encontrar dinero para poder vivir todos los días. Visitar bancos, cajas de ahorro, editoras...
P. Un compositor de la talla y la edad de Ernesto Halffter no parece haber dado con la solución de sus problemas materiales. Grave asunto. Pero insistimos en los te mas de creación. Por ejemplo, esa cantata sobre tema canario de la que viene hablándose hace algún tiempo.
R. Está muy avanzada, y se basa en un texto de Pedro Hernández, que sabe de la historia de La Palma cuanto haya que saber. El tema se refiere a Tanausú, señor de Eceró, por denominarlo con el título de la biografía publicada en La Aurora por José Desire Dogour en 1847.
Tanausú acaudilló la última resistencia contra los conquistadores hispanos en la isla de La Palma, como jefe del distrito de Eceró, esto es, la fabulosa Caldera de Taburiente, "en su tipo", como escribe Telesforo Bravo, "una de las mayores depresiones del mundo, pues mientras su fondo se encuentra a unos 900 metros sobre el nivel del mar, sus acantiladas paredes llegan hasta 2.400, lo que supone un abismo de 1.500 metros". Sometido al fin por los ejércitos de Fernández de Lugo, gracias a los oficios mediadores de la palmeña Francisca Gazmíra, Tanausú fue hecho prisionero. Un día, en una barca sin remos, se echó a la mar para perderse en el horizonte, primero, y en las honduras, después.
P. Se trata entonces de una obra épica y de gran aparato espectacular.
R. En general, he preferido investigar la manera de ser y sentir de Tanausú y de su pareja, Acerina. Ellos y el coro cantan melódicamente, en cierto modo al estilo belcantista, todo lo evolucionado que se quiera. Cantan a la belleza del paisaje, entonan algunas canciones -como el bellísmo Arrorró- y temas de danza de origen popular; canta ella el valor y la capacidad de sacrificio de Tanausú, y expresan todos la emoción que, tanto en guanches como en españoles, despierta el gesto del héroe al internarse en el Atlántico.
Con el texto de Hernández, fue motor de mi cantata canaria el viaje a La Palma y la visita de los lugares en los que historia y leyenda se confunden, sostenidas por una naturaleza de las más hermosas que imaginarse puedan.
Músicos y poetas
P. La Sinfónica de RTVE acaba de rendirle homenaje, pero el Año Europeo de la Música traerá, seguramente, otros capítulos dedicados a Ernesto Halffter y protagonizados por su música.
R. Quisiera concluir en diciembre un encargo de la Orquesta Nacional: Cinco poemas de autores españoles, para voz masculina y orquesta, sobre textos de Gerardo Diego (Balada amarilla), Rafael Alberti (Canto a Roma), Elena Rodríguez Halffter (Nieve), Federico García Lorca (Córdoba lejana y sola) y Juan Ramón Jiménez (El adolescente). También debo hacer una sonata para piano en homenaje a Scarlatti.
P. La cita de algunos poetas elegidos para sus cinco nuevas canciones nos lleva de la mano a un tema interesante: la relación de Halffter con el grupo poético y literario de 1927.
R. En el ambiente de aquellos años, aproximadamente desde 1923 hasta la guerra civil, los hombres de pluma y de pentagrama estuvimos muy unidos. Mi amistad con Federico García Lorca fue grande. Era un músico nato. Le escuché tocar cosas suyas en el carmen de Falla, asistí asiduamente a las comidas y reuniones de la Residencia de Estudiantes y a las tertulias del Correos y del Lyon. Federico me dedicó su Cortaron tres árboles; hice música para algunas representaciones de La Barraca, como Fuenteovejuna; instrumenté algunos temas populares arreglados por Federico para La Argentinita, y habíamos proyectado, con Fontanals, una especie de revista.
P. En la primera edición de Marinero en tierra, de Rafael Alberti, se incluyen autógrafos musicales de Ernesto Halffter (La corza blanca), de su hermano Rodolfo (El cinema al aire libre) y de Gustavo Durán (La amante).
R. Rafael y yo nos sentimos muy identificados. Quizá coincidíamos en el carácter y en ciertos puntos de vista artísticos. Muy pronto compuse las dos canciones de Alberti, y Rafael colaboró conmigo en París, como recitador, en un concierto en el que dirigí La pájara pinta, del entonces mi discípulo Federico Elizalde.
Lo que también hizo alguna vez, creo recordar que en Sevilla, con la Orquesta Bética, en la Historia del soldado, de Stravinski. Alberti me dedicó su poesía Trenes. Pasados muchos años, los dos vivimos en Italia: él en el Trastévere romano; yo, en Vía Palestrina, en Milán. Allí terminé Atlántida y compuse el Canticum a Juan XXIII. Otra partitura de los años italianos -muy vesubiana, como decía Franco Abbiati- fue Entreacte, para voz, mimo y danza, de la que, por cierto, aquí nadie ha querido saber nada.
Los pintores y la ópera
La idea escénica fue de Federico Caldura, el celebérrimo inventor del Topogiggio. De Gerardo Diego, músico y poeta, poco he de decir, pues es otro de mis grandes amigos de la generación poética de 1927. Promotor principal del Homenaje a Góngora, para el que Falla escribió el soberbio Soneto a Córdoba, quiso también que yo colaborase, así como Adolfo Salazar, Ravel y Prokofiev, lo que por premura de tiempo no llegamos a hacer. Jorge Guillén, Moreno Villa, Cernuda, Altolaguirre; todos fueron amigos, porque los poetas del 27, a diferencia de sus antecesores españoles, fueron mayoritariamente melómanos.
P. ¿Y los pintores, aparte de Salvador Dalí, que pintó la portada para la edición de la Marcha alegre?
R. Compuse una Fanfare, pregón y himno para la inauguración del Museo Dalí en Figueras y trabajamos en un montaje de Atlántida que no llegó a realizarse. Vázquez Díaz pintó mi retrato, que Salazar publicó en su libro sobre La música española.
Conocí y traté a Sert, a Zuloaga a Lanz, a Manolo Ángeles Ortiz También ellos formaron cuerpo con poetas y músicos, especialmente a través de sus escenarios para ballet. El nombre y la figura de Manuel de Falla nos presidía y unía a todos.
Babelia
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