Recorrido de los reyes de España y de Bélgica por el arte español del siglo XX
Los reyes de España y de Bélgica realizaron ayer un intenso recorrido por el arte español de la modernidad -de Goya a Picasso y Antonio López-, con una parada, a mediodía, en la exposición de los beatos del siglo VIII, prodigioso comentario al Apocalipsis, y la exposición que muestra manuscritos coleccionados por los reyes de España desde antiguo. Cuando faltan más de dos meses para el cierre de Europalia, se puede hablar del gran éxito de las exposiciones de Goya (que hasta el domingo pasado habían visitado 45.000 personas), Picasso (2.000 personas por día) y Esplendores de España (1.860 personas).
Los Reyes apenas alcanzaron a dormir ocho horas la noche del lunes. Junto a 1.800 flamencos, habían aplaudido a medianoche, sentados en la platea de un moderno teatro de Amberes, la ejecución de un programa de música por la Orquesta Nacional de España bajo la batuta de Jesús López Cobos.A primera hora de la mañana de ayer visitaron -mientras los bruselenses veían sus fotos en las primeras páginas de los principales diarios- la que se ha convertido en exposición preferida de los belgas y, según sus palabras, del ministro español de Cultura, Javier Solana: la exposición Goya, que incluye grabados de las series Los caprichos y Los desastres de la guerra, y numerosos retratos, como el de Carlos IV, cargado de ironía, y algunas de las célebres Pinturas negras. Solana comentó a los periodistas la posibilidad de que se exhiba en España al menos una parte de la muestra Esplendores de España, y eventualmente la de Antonio López, después de su exhibición en Nueva York.
Acompañados por dos ministros belgas y el español de Cultura, entre un séquito de unas 20 personas, los reyes Juan Carlos y Sofía y Balduino y Fabiola abordaron el siglo XX propiamente dicho en la tercera planta del Museo de Arte Moderno, dedicado a Tàpies. Abre la muestra una tela de saco atravesada por cuatro barras rojas y recorrida por los nombres de la Cataluña histórica, presididos por un Visca Catalunya. Los reyes Balduino y Juan Carlos comentaron una enorme tela blanca en la que un trazo horizontal negro penetra con la leyenda Matèria del temps.
El piso de Antonio López
El segundo piso del Museo de Arte Moderno está poblado por el mundo familiar, cotidiano y secreto de Antonio López, en el que se entretuvieron los Reyes más tiempo. Miró, poco conocido allí, y sobre todo López, desconocido, han sido la revelación para los belgas en Europalia. La venta de catálogos del pintor manchego se registra con una columna de muescas mucho más larga que para los de más, y es entretenido escuchar los comentarios de un público que comprende todo a primera vista. Es fácil oír hablar español. El sábado por la tarde (para la visita de los reyes fue cerrado el museo) comentaban la obra de López, con la autoridad de quien conoce la luz madrileña, Marta Fernández, de 18 años, que lleva seis en Bruselas, y María José Fidalgo, de 19, que lleva dos meses.Tras un recorrido de la exposición Chillida, cuyas formas de hierro y madera desbordan las salas y se reparten por las terrazas del llamado conjunto monumental vienés de Bruselas, los Reyes asistieron al primer y último acto oficial de una visita en principio privada, que se celebró a mediodía en el castillo de Lackern, la residencia de los reyes Balduino y Fabiola.
Hacia las siete de la tarde, antes de partir hacia Madrid, fue el encuentro, en Charleroi, con los tres grandes de la pintura española de este siglo: Picasso, Dalí y Miró. El primero es el peor representado, dicen los expertos, aunque la muestra es interesante para conocer la primerísima época, la de los retratos de Els Quatre Gats, en Barcelona, algunos cuadros azules, y el legendario grabado Minotauromaquia. De Miró se exhiben algunas piezas de primera hora, la famosa Liebre, de 1927, y buen número de ejemplos de su mundo característico.
Dalí es el mejor representado. Abre la muestra un histórico retrato de Luis Buñuel e incluye ejemplos de sus épocas más conocidas, como Seis imágenes de Lenin sobre un piano (1931), las imposibles Tentaciones de san Antonio o La madona de Port Lligat, de 1950.
Babelia
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