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EE UU teme un estallido que acabe con el régimen de Filipinas

Paul Laxalt, senador republicano y enviado especial del presidente norteamericano, Ronald Reagan, se reunió ayer con el presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos, para expresarle los temores de Estados Udidos de que se produzca un estallido que acabe con el régimen a causa de la deteriorada situación política en el país.No fue facilitada información sobre la reunión pero, según fuentes diplomáticas, Laxalt y Marcos trataron de los recientes avances de la guerrilla comunista, las amenazas a largo plazo a las dos bases militares norteamericanas en Filipinas y la posibilidad de reformas políticas en el archipiélago.

El portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes, ha intentado, sin embargo, restar importancia a la visita de Laxalt a Filipinas. Speakes salió al paso de noticias publicadas por The Washington Post según las cuales la Agencia Central de Inteligencia (CIA) considera que Filipinas puede convertirse en "el próximo Irán" de la Administración norteamericana. Según el diario, Laxalt pensaba expresar a Marcos, "de la manera más contundente posible, que está perdiendo la batalla contra los insurgentes" y que su régimen está en peligro.

La oposición violenta al Gobierno de Marcos ha aumentado últimamente. El comunista Nuevo Ejército del Pueblo (NPA) afirma tener 20.000 combatientes en todo el país. Otro importante grupo opositor armado es el grupo islámico separatista Frente de Liberación Nacional Moro (MNLF). Tan sólo en lo que va de año han muerto 4.000 personas en choques entre el Ejército y los rebeldes, pero Marcos -que asumió la presidencia en 1965 y gobernó bajo la ley militar desde 1972 a 1982- minimiza el peligro y afirma que controla la situación.

Según fuentes diplomáticas, Laxalt habló con Marcos sobre reformas políticas y sobre la posibilidad de adelantar las elecciones presidenciales, previstas para 1987, con objeto de reducir la creciente tensión social.

Las bases de Clark y Subic son las más grandes que mantiene EE UU fuera de su propio territorio. El Pentágono invertirá 1.300 millones de dólares (unos 208.000 millones de pesetas) en mejorar las dos bases. En una entrevista vía satélite con periodistas en varias capitales de Asia, el secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, manifestó ayer que Washington ha elaborado planes para defender las bases, que considera "vitales para mantener la libertad de las Filipinas y de la región del Pacífico".

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