El futuro de la enfermedad
Respecto a los métodos nuevos o experimentales que van a caracterizar el futuro de la diabetes, Serrano Ríos señala que se están realizando investigaciones que consisten en inyectar en el hígado suspensión de células beta (islotes pancreáticos), que vuelven a producir insulina. El problema más importante es la purificación de dicha sustancia, ya que, si no está del todo pura, produce rechazo o una transformación neoplásica. Ahora se ha introducido un procedimiento de purificación extrema en ausencia de gravedad utilizando el laborateirio espacial Spacelab. Respecto a las posibilidades de una vacuna, aunque se están haciendo intentos, aún se encuentra en una fase preliminar.Las bombas subcutáneas, explica este especialista, son un intento de administrar mejor la insulina en su momento adecuado y en el lugar apropiado. En las bombas existe un depósito cuyo contenido es bombeado por una jeringa acoplada a un tubo largo de plástico. Se pueden insertar debajo de la piel (subcutánea), cambiándose cada 48-72 horas por el propio paciente, pero tambíén existe la posibilidad de que permanezcan por un tiempo superior incluso a un año. En este caso se colocan en una vena o en el peritoneo (sistemas implantables o de asa abierta). Estos sistemas han contribuido a mejorar el control de la glucernia pero no están exentos de riesgos, ya que su desconocimiento puede llegar a producir accidentes de h¡poglucemia, comas diabéticos e incluso la muerte.
La educación diabetológica es absolutamente esencial, explica Serrano Ríos. El paciente debe saber cómo se mide la glucosa en la sangre, cuáles deben ser y cómo se modifican las medidas, tanto si el tratamiento es por bomba o por jeringa. Inyectándose varias veces al día se puede conseguir un control tan preciso como a través de la mejor bomba, puesto que la bomba no ha venido a revolucionar nada; son sistemas parecidos.
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