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Un intelectual italiano permanece encarcelado desde hace 75 días en Carabanchel a la espera de su extradición

Sandro Stella, un intelectual italiano de 29 años, nacionalizado francés, que decidió hacer turismo en España este verano, lleva más de dos meses en la cárcel de Carabanchel, a la espera de la decisión española sobre su extradición, solicitada por Italia. Las autoridades italianas le acusan de asociación subversiva y de una serie de delitos violentos presuntamente cometidos entre 1976 y 1978, mientras que sus abogados recuerdan que ninguno de ellos es de sangre y que los hechos que motivan la petición italiana fueron considerados "esencialmente políticos" hace unos años por las autoridades francesas. Los 75 días de privación de libertad que cumple hoy Stella en España se iniciaron el pasado julio, cuando visitaba Toledo con su esposa.

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En París había quedado, recién empezado, un trabajo de investigación histórica sobre su país de origen, Italia, para la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Socia les de Francia: El asalariado florentino en el siglo XIV. Había que aprovechar el tiempo de descanso, antes de regresar a París, para proseguir su investigación.Sin embargo, el día 24 de julio alguien se interpuso entre la pareja y sus proyectos de descanso. Alguien que sustrajo del automóvil del matrimonio una tienda de campaña y otros objetos personales. Stella no lo dudó y denunció el robo en la comisaría. La informática hizo lo de más. El policía que escribió en el videoterminal el nombre de Stella y apretó la tecla adecuada, comprobó que existía contra él una orden de detención del Juzgado de Padua, fechada en 1979, tramitada por la Interpol y relativa a supuestos delitos cometidos entre 1976 y 1978.

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La vieja relación de Stella con el grupo de intelectuales italianos vinculados a Autonomía Obrera al que también perteneció Toni Negri -condenado en 1984 en, rebeldía, acusado de ser el cerebro de las Brigadas Rojas-, indujo en un primer momento a las autoridades españolas a vincularle con la cita da organización terrorista italiana

El matrimonio explicó que era cierto que Sandro militó en el grupo de Autonomía Obrera, pero que no está aculsado de ningún de lito de sangre. Recordó que en febrero de 1982, a su llegada a Francia, fue detenido por la policía francesa de fronteras, en cumplimiento de la misma orden de la Interpol, pero que cinco días después fue puesto en libertad y unos meses más adelante obtuvo la condición de refugiado político, hasta que en 1984 alcanzó la nacionalidad francesa.

Sin embargo, Stella quedó inmediatamente detenido y, desde el 5 de agosto, en la prisión de Carabanchel, de Madrid. A principio de septiembre, las autoridades italianas solicitaron la extradición de Stella, a quien acusan de los siguientes delitos: pertenencia a asociación subversiva y a banda armada, atentado a instituciones de utilidad pública, incendio, violación de domicilio, tenencia de armas y explosivos y atraco.

Ningún delito de sangre

Acordada por el Consejo de Ministros español la continuación del expediente, la extradición se encuentra pendiente de vista en la Audiencia Nacional, tras oponerse Sandro Stella a ser entregado a Italia. El abogado de Sandro Stella, José Ignacio de Prada, conria en que la extradición no será concedida. Señala que las imputaciones más graves contra Stella son las de participar en la organización y actividades de los llamados Colectivos políticos de la región de Venecia, acusados de ejecutar acciones directas contra las sedes de asociaciones patronales y entídades sospechosas de utilizar el mercado negro de trabajo y realizar negocios de especulación inmobiliaria. Acciones todas ellas que no constituyeron delitos de sangre ni se realizaron con ánimo de lucro.

Según De Prada, Stella rechaza su asimilación a tales grupos, aunque se trataba de colectivos que "tenían ganada fama ante la opinión pública italiana de no atentar contra la vida y la libertad de las personas". "Por el contrario", añade, "sus acciones solían revestir un carácter meramente simbólico, como la entrada en los supermercados, junto con los vecinos del barrio, para apoderarse de las mercancías y su posterior distribución entre la población".

Christine Forest ratifica que, entre los 16 y 23 años, su esposo fue militante del movimiento estudiantil, heredero de las corrientes libertarias de mayo del 68 y que, en aquella región italiana, enlazaban con la tradición de luchas populares emancipadoras de carácter autónomo y antiorganizativo, pero recordó la integración actual de Stella en la sociedad francesa.

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