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Enrarecimiento del conflicto en Oriente Próximo

La audaz eficacia de la aviación israelí se hace leyenda

La breve historia de la Fuerza Aérea de Israel está jalonada de ataques espectaculares y mortíferos

La aviación israelí, en poco menos de 40 años de abigarrada historia, ha edificado una leyenda de perfección técnica y audacia que la convierten en una de las más eficientes maquinarias bélicas del mundo moderno. Además de sus constantes incursiones sobre territorio libanés, sembrando la muerte en campos de refugiados palestinos, cuatro operaciones han cimentado su fama mundial en los últimos 20 años. Tal vez la única operación no israelí equiparable en estos años fue el rescate a sangre y fuego de un avión de Lufthansa desde Mogadiscio, Somalia, por 60 comandos alemanes en octubre de 1977.

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La Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, mostró por primera vez cómo un conflicto bélico se puede ganar en pocas horas gracias, exclusivamente, al uso adecuado de la fuerza aérea. Enfrentado a un enemigo con gran cantidad de tropas, Israel sabía que debía emplear su poder ofensivo aéreo para destruir primero la aviación enemiga, en sus propias bases si ello fuese posible, para después apoyar a sus tropas en los combates terrestres.Poco antes de las ocho de la mañana del 5 de junio, día de la ruptura de hostilidades, comenzaron a despegar decenas de aviones ultrasónicos Mistère y Mirage, de fabricación francesa, desde las bases israelíes. Los objetivos eran los aeropuertos militares de Egipto, Jordania, Siria e Irak.

Los aviones israelíes realizaron vuelos a muy baja altura para evitar los radar y además describieron un plan de vuelo que daba un rodeo por detrás de los aparatos de detección enemigos. Los despegues se realizaron a intervalos tales que todos los aviones llegaron a sus objetivos simultáneamente, lo que no dio tiempo a las fuerzas árabes para avisarse entre sí.

Hubo dos ataques de 80 minutos cada uno, con un intervalo de 10 minutos, sobre cada objetivo. En estas dos horas y 40 minutos, la guerra quedó virtualmente ganada. Según los israelíes, 416 aviones enemigos fueron destruidos, 396 de ellos en tierra. En los combates posteriores, la aviación árabe fue casi inexistente. Aparte de algunos Hunter norteamericanos de la aviación jordana e iraquí, la mayor parte de los aparatos destruidos eran Mig e llyushins soviéticos.

El rescate de Entebbe

La compleja operación montada por los israelíes para rescatar a los pasajeros de un Airbus de Air France secuestrados en el aeropuerto de Entebbe, en Uganda, aún permanece en la retina de la opinión pública internacional, pese a que ya han transcurrido casi 10 años.

El 27 de junio de 1976, un grupo armado del Frente Popular de Liberación Palestina secuestró el avión que viajaba desde Tel Aviv a París, con un centenar de pasajeros (82 de ellos judíos). En la tarde del 3 de julio, tres C-130 y un Boeing 707 despegan de Tel Aviv llevando 200 comandos especializados rumbo a Entebbe, 3.800 kilómetros al sureste, donde estaba estacionado el avión y los secuestradores eran amparados por el Gobierno de Idi Amin.

El vuelo se hizo en su mayor parte sobre el mar Rojo, evitando los radares de terceros países a los que no se había comunicado la operación. Los tres C-130 aterrizaron de noche, sin luces, en el aeropuerto de Entebbe. El Boeing, convertido en hospital, se había quedado en Nigeria.

En menos de 55 minutos, las tropas ocuparon la torre de control, el viejo terminal (donde mataron a siete terroristas) y, después de advertir en hebreo a los rehenes que se echaran al suelo, penetraron en el avión y rescataron a los pasajeros, excepto tres que murieron en el tiroteo. Un oficial israelí también resultó muerto.

Simultáneamente, los comandos destruyeron entre seis y 10 cazas Mig soviéticos estacionados en un costado de la pista y ocuparon todo el perímetro del aeropuerto para repeler posibles ataques ugandeses.

El bombardeo de Tammuz

La construcción de una central nuclear de potencia en Irak, con tecnología francesa, dio a la Fuerza Aérea de Israel una nueva oportunidad de mostrar su efectividad en raids de larga distancia.

El domingo 7 de junio de 1981, una escuadrilla de aviones F-4 Phantom, norteamericanos, despegó desde Israel rumbo a Tammuz, a 30 kilómetros de la capital iraquí, donde estaban en avanzada etapa de construcción dos centrales nucleares: Osiris 1 y 2.

Los aviones israelíes tuvieron que viajar 2.000 kilómetros por territorio enemigo, para lo cual pintaron los aviones con los colores jordanos y sus pilotos hablaban en árabe entre ellos.

En el ataque murió uno de los 150 técnicos nucleares franceses que trabajaban en la central.

Un ataque similar, que no fue reivindicado pero cuyos indicios apuntaron a Israel, se había registrado en septiembre de 1980, sin que las centrales fueran destruidas.

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