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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
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El almacenamiento de residuos nucleares

Los actuales emplazamientos de reactores nucleares están hoy afectados por un problema adicional que no estuvo presente, inicialmente, en la política de emplazamientos nucleares: los residuos radiactivos. La energía nuclear dispone de una singularidad también en su incorporación al mundo comercial que le está resultando extremadamente cara, tanto a nivel político como económico. Consiste en su avezado lanzamiento a gran escala sin disponer de las técnicas adecuadas para el tratamiento del combustible asado, sin haber superado serios problemas de seguridad y, sobre todo, sin haber resuelto de forma segura y definitiva el almacenamiento de los residuos radiactivos. La mayoría de estos residuos se almacenan eventualmente en las piscinas de los reactores, con agua especialmente tratada con ácido bórico, que absorbe los neutrones.La NRC (Comisión de Regulación Nuclear americana) señalaba en 1982 que, para 1987, a menos que se disponga de bastante mayor espacio para el almacenamiento, 13 centrales tendrían que suspender su funcionamiento al quedar sus piscinas totalmente llenas. Téngase en cuenta que cada reactor produce, anualmente, un sustancial volumen de residuos de alto nivel y una tercera parte de la carga del corazón del reactor, alrededor de 30 toneladas, debe retirarse para ser reemplazado con más combustible. En EE UU, por no existir unos depósitos o almacenes para los residuos de alto nivel, y mientras no se resuelva el problema del reprocesamiento, el fuel irradiado se va acumulando peligrosamente en los mismos emplazamientos nucleares.

Al no estar satisfactoriamente resuelto el almacenamiento definitivo de los residuos nucleares de alto nivel que se generan como subproductos de la fisión nuclear en las propias plantas y al estar virtualmente paralizado, o al menos muy ralentizado, el programa de centros de reprocesamiento de tales residuos, son precisamente las propias centrales nucleares las que se ven obligadas, en multitud de casos, a cumplir el papel de almacenes transitorios de estos productos radiactivos, con el consiguiente peligro y riesgo implicado en tal comportamiento.

Problemas sin resolver

Peligro que tiene dos variantes. Por una parte, las piscinas no estaban proyectadas para almacenar altos volúmenes de residuos durante largos períodos de tiempo, transformándose en nuevos focos potencialmente generadores de riesgo en cuanto a la contaminación de los alrededores. Por otra, algunas de estas plantas han llegado a generar serios problemas sobre el entorno en los casos en que las piscinas han alcanzado el límite de su capacidad de recepción. En esta situación, un accidente en los reactores que exigiera la paralización y el vaciado inmediato de los residuos, o de la propia carga radiactiva, podría generar problemas de gran envergadura al no disponer de espacios donde mantenerlos, ya que la piscina receptora está saturada.

La propia Comisión Presidencial Kemeny, en su conocido informe, señala que hay una serie de problemas serios que no ha tratado, entre los que destaca: "Los peligros de la acumulación de los residuos dentro de los recintos de las centrales nucleares" (1).

No se vislumbra de forma inmediata la solución a los problemas generados por los residuos de alto nivel, habiendo ello producido una importante distorsión a escala mundial. La permanencia de este conflicto irresuelto ha jugado un papel trascendental en la paralización o cancelación de proyectos en la República Federal de Alemania y en EE UU, en donde determinadas jurisdicciones o Estados han aprovechado esta debilidad de la industria nuclear para congelar, hasta que el problema sea resuelto, la concesión de licencias.

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También los problemas de los residuos de alto nivel fueron un factor importante en la moratoria nuclear de Austria, que mantiene parado desde hace años el único reactor nuclear que construyó y finalizó. El caso de Suecia no es tampoco ajeno al grave problema de los residuos radiactivos, que fue uno de los principales argumentos manejados por la oposición nuclear en el referéndum habido en dicho país. El resultado de su referéndum supuso que se llegó a un acuerdo sobre la terminación del programa ya existente, comprometiéndose a no conceder más licencias. Es decir, se votó por la paralización de nuevas programas nucleares.

El almacenamiento seguro y definitivo de los residuos altamente radiactivos y su eventual acumulación en las piscinas de los reactores nucleares actuales está relacionado, fundamentalmente, tal y como se ha señalado, con el gran frenazo habido en esta fase del ciclo nuclear denominada de reprocesamíento. Reprocesamiento que ha sido seriamente contestado por los propios Gobiernos americanos, llegando a paralizar la construcción de varias de estas plantas en base a las fuertes y rigurosas críticas sobre la llamada economía del plutonio a que conduciría esa fase del ciclo nuclear.

En 1977, el presidente Carter prohibió el reprocesamiento de los residuos radiactivos debido a los peligros que acarreaba para la proliferación nuclear a escala mundial. La Administración Reagan,sin embargo, ha levantado la prohibición. Pero incluso el reprocesamiento de los residuos de reactores comerciales no eliminará el problema pendiente del almacenamiento seguro y permanente de los mismos.

La "economía del plutonio'

La vinculación con los usos bélicos del átomo (proliferación de armamento nuclear) frenó durante algún tiempo el reprócesamiento que, sin embargo, se presenta como imprescindible si se desea pasar a la siguiente fase de la alternativa nuclear, los reactores breeder, jast-breeder, o reactores regeneradores del tipo del superfénix francés. Por otra parte, hace escasas fechas se produjo una alga contaminación radiactiva junto a la planta británica de reprocesamiento de Windscale, al noroeste del Reino Unido, con un historial muy tortuoso en cuanto a escapes, incidentes y accidentes. E1 ministro británico del Medio Ambiente hizo un llamamiento a los ciudadanos para que evitaran las zonas y playas próximas a la instalación. La llamada economía del plutonio a que conducía completar el ciclo nuclear cobra en la actualidad gran relevancia con la creciente sensibilización mundial por el temor de una conflagración nuclear, generando a su vez un problema adicional en las piscinas de los reactores nucleares convencionales que acumulan peligrosamente volúmenes imprevistos de residuos altamente radiactivos.

Entre los documentos oficiales más prestigiados que han hecho referencia al grave problema de los residuos radiactivos se encuentra en Europa el Informe F7owers. En su prestigiado trabajo sobre La energía nuclear y el medio ambiente, se señala: "No tenemos intención de minimizar los considerables problemas que impone la necesidad de asegurar el almacenamiento de los residuos radiactivos de alto nivel. Existe un consenso generalizado de que la práctica presente del almacenamiento de estos residuos en forma líquida... es inaceptable como solución a largo plazo. Están desarrollándose procesos para solidificar los residuos en forma totalmente insoluble, can objeto de facilitar su almacenamiento seguro. Pero el problema de su aislamiento por inmensos períodos de tiempo aún permanece".

El Informe Flowers concluía emitiendo un veredicto crucial: "No debería permitirse un compromiso con un amplio programa de energía nuclear (sería irresponsable y moralmente equivocado) hasta que no haya sido demostrado, por encima de cualquier duda razonable, que existe al menos un método que garantice la seguridad del almacenamiento de los residuos altamente radiactivos para el futuro indefinido".

El senador del Partido Demócrata por Colorado Gary Hart, presidente en 1979 del Subcomité de Regulación Nuclear americano, declaraba entonces: "Si la palabra escándalo puede ser utilizada coro respecto a la energía nuclear, ello es debido a que se ha permitido durante 25 años la expansión de esta industria sin existir una solución aceptable para el almacenamiento de residuos". La irresolución, pues, de esta parcela del ciclo nuclear parece permanecerá aún durante muchos años, por lo que la peligrosa acumulación de los residuos en las propias piscinas de las centrales nucleares añade y añadirá un riesgo adicional que no se ha considerado en la selección de emplazamientos. Así, Charles L. Cooper señala al respecto que: "Las centrales nucleares suponen, claramente, un nuevo orden de objetivos militares estratégicos", estimando que "los grandes almacenamientos de residuos son considerados como excelentes objetivos para las naciones enemigas". (3).

También en España, el director general de la Junta de Energía Nuclear declaraba recientemente:

"La búsqueda de un emplazamiento definitivo para residuos de alta actividad puede muy bien llevar 20 años... Es un tema que se ha descuidado... Nadie tiene todavía la solución idónea y, sobre todo, definitiva. Aunque el tema se replanteará, supongo que de aquí a 10 años, permanecerán en las piscinas situadas en las centrales nucleares". (4). En efecto, la preocupación es lógica, puesto que España, como otros países ya nuclearizados, necesita solucionar el grave problema de muchos miles de metros cúbicos de desechos radiactivos ahora almacenados provisionalmente en sus centrales nucleares, con el consiguiente riesgo adicional que ello implica.

En síntesis, el problema de los residuos no es sólo una cuestión técnica sino, fundamentalmente, de naturaleza ética y moral, ya que la energía de origen nuclear hoy consumida dejará peligrosísimos depósitos de residuos radiactivos como herencia para futuras generaciones. Y aquí radica en esencia el gran dilema.

El seguro almacenamiento de residuos es bastante más que un problema técnico al requerir formaciones geológicas e instituciones humanas estables durante miles de años, lo que, evidentemente, no puede garantizar la tecnología.

1. "Report of the President's Commission on the Accident at TMI", 1979 (Informe Kemeny, p. 3).

2. Royal Commission on Environmental Pollution: Sizth Report Nuclear Powr and the Environment, sept. 1976, p. 80.

3. Charles L. Cooper, del Institute of Energy Analysis (EE UU), en Foreign Policy, Fall, 1978, citado en Crtiical Mass Bulle n n, vol,, I, n° 3, Jan, 1984, p. 2.

4. EL PAIS, 19 de septiembre de 1983.

José Allende es doctor en Economía y profesor en la universidad del País Vasco.

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