Francia puede poner dificultades a la ratificación de la adhesión española a la CEE

Francia ha dado a entender en la Comunidad Económica Europea que no ratificará el tratado de adhesión de España y Portugal a la CEE hasta que ésta no llegue a una decisión sobre la adaptación de los acuerdos de cooperación del Mercado Común con los países mediterráneos. Francia, en reuniones esta semana de los embajadores ante la CEE, ha presentado como argumento para tratar de conseguir una rápida decisión de la CEE la poco velada amenaza de que algunos parlamentarios franceses no ratificarían de otro modo el tratado, según han manifestado fuentes comunitarias, que dudan, sin embargo, de la determinación francesa de llevar esta tesis hasta sus últimas consecuencias.Aunque no lo ha dicho directamente, rancia quiere ligar ahora ambos temas para que España no sólo ceda, sino que presione sobre Italia para que ésta flexibilice su actitud al respecto. Para discutir esta adaptación, los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE se reúnen el martes en Luxemburgo. Sin embargo, el primer ministro francés, Laurent Fabius, manifestó al presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), José María Cuevas -de visita en París-, que no habría problema para ratificar el tratado antes de enero de 1986.

Tanto la Comisión Europea (es el comisario francés, Claude Cheysson, quien se encarga de este informe) como Francia insisten en una rápida decisión sobre las ventajas a acordar con los países del sur y del este del Mediterráneo por parte de la CEE para paliar los efectos de la adhesión. A corto plazo, la Comisión Europea ha sugerido el otorgar a algunos productos agrícolas de estos países -que compiten con los de España, Italia y Grecia- el mismo desarme arancelario y un precio de referencia similar al que disfrutará España.

La cumbre europea del 30 de marzo de 1985 se comprometió a dar una rápida respuesta a los países mediterráneos; no obstante, Italia y Grecia se resisten, con argumentos similares a los que utiliza España. El peso de la compensación por el ingreso ibérico no debe recaer sobre sus propias espaldas, es decir, a través de ventajas comerciales sobre productos que compiten con sus propias producciones.

Se espera que Manuel Marín, secretario de Estado para las Comunidades Europeas, defienda con ahínco en Luxemburgo las tesis españolas. La delegación española aprovechará además la ocasión para volver a plantear el tema de la contribución española al presupuesto de la CEE. España quiere garantías de que no será contribuyente neto en 1986 a las arcas del Mercado Común.