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Ataque a dos buques en la zona sahariana

"No nos enteramos de lo que pasaba", afirma uno de los marineros ametrallados

"Fue todo tan rápido que no dio tiempo a ver lo que pasaba", dijo ayer, con voz entrecortada, a los periodistas, en la base naval de Las Palmas, el cabo José Manuel Ferreiro, uno de los dos militares heridos en el ataque a la patrullera de la Armada española Tagomago en una zona próxima a la frontera entre el antiguo Sáhara español y Mauritania. Un helicóptero de las Fuerzas Armadas españolas aterrizó en el helipuerto a las 16.55 (hora peninsular) llevando en su interior el cuerpo sin vida del cabo segundo artillero José Manuel Castro, de 18 años de edad, y de los marineros heridos José Manuel Ferreiro y Francisco Sánchez.

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José Castro Piñeiro, padre del cabo fallecido, que es, a su vez, sargento torpedero de Marina, recibió, con emoción contenida, en el helipuerto de la citada instalación militar el cuerpo sin vida de su hijo que había sido trasladado, en alta mar, desde el buque-hospital Esperanza del Mar, en una caja, de cinc envuelta con una bandera española."La situación en el caladero es de tranquilidad", señaló el comandante general de la zona marítima de Canarias, vicealmirante Sánchez Ocaña y Erice. Manifestó, además, que desde que tuvo noticia del ataque con armamento pesado sufrido en la costa del Sáhara occidental y, concretamente, frente a la localidad de Villalobos la Vieja, por el pesquero Junquito y la patrullera Tagomago, dio órdenes de "intensificar la vigilancia en el área".

'Incidente grave'

El jefe de la zona marítima de Canarias calificó lo sucedido como "un incidente grave y desagradable". Confirmó, además, que las operaciones de búsqueda de los siete tripulantes del Junquito no han sido interrumpidas. "No hay novedad sobre los desaparecidos", añadió.

Una formación de alrededor de un centenar de soldados de marinería (en representación de los buques surtos en la base naval) y de Infantería de Marina (destinos de tierra) recibió en perfecta alineación al cabo fallecido y a los dos marineros heridos en el momento en que el helicóptero del SAR, HD21-4, que les transportaba, aterrizó en el helipuerto de la base naval, situada en la capital de Gran Canaria.

El helicóptero del SAR había evacuado a los marineros, del Esperanza del Mar, a las 14.25 hora canaria, cuando el buque sanitario se hallaba a 150 millas, aproximadamente, de la costa de Gran Canaria. Dicha embarcación retornó al caladero de pesca sahariano por si fuera necesaria su colaboración en la operación de rastreo en la que participaban todavía ayer el destructor Almirante Ferrandis, el remolcador El Ferrol y la patrullera Tagomago.

"Pobre hijo, mira que pasarte a ti", expresó con dificultad, entre sollozos, José Castro Piñeiro, padre del cabo fallecido, mientras tocaba con sus manos el ataúd, en un gesto desesperado. Después, el ataúd fue trasladado en una ambulancia hasta el Instituto Anatómico Forense del cementerio de San Lázaro (Las Palmas), donde el cuerpo sería embalsamado. La capilla ardiente fue instalada en la base naval, tras oficiarse un funeral corpore insepulto.

Los dos cabos heridos fueron conducidos a la enfermería de la base naval. José Manuel Ferreiro, cabo primero electricista, que vestía un mono azul, aparentaba encontrarse en buen estado. Abandonó con sus propios pies el helicóptero, aunque con el brazo derecho vendado.

El cabo primero José Manuel Ferreiro Casas estaba aún atenazado por los nervios y sólo pudo afirmar que los hechos se produjeron con mucha velocidad.

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