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Evangelizar, un reto en época de cambios culturales

Distintos sectores de la Iglesia española realizan en sendos congresos su oferta de diálogo a la sociedad

Francesc Valls

Hacer llegar y adecuar el mensaje cristiano a la actual sociedad española es uno de los temas que más preocupa a la Iglesia católica. Sin embargo, la interpretación de este discurso tiene distintas lecturas según el sector creyente que lo intérprete. Los encuentros religiosos recientemente celebrados en Madrid son una prueba de ello.El Congreso de Evangelización, que concluyó el pasado sábado, hizo especial hincapié en buscar medidas tendentes a una segunda evangelización de España. Esta reunión, a la que asistieron medio centenar de obispos y un total de 1.500 personas de las 65 diócesis españolas, pretende, según manifestó a este diario el obispo de Huesca, Javier Osés, "ayudar a la Iglesia española a tomar conciencia más intensa de la realidad del hombre actual".

Esta visión es compartida por Juan José Tamayo, miembro de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, que la pasada semana organizó el V Congreso de Teología, también en Madrid, al que asistieron unas 1.500 personas. "Hay acuerdo común en considerar la evangelización como una de las prioridades pastorales de la Iglesia", declaró Tamayo, para el que, sin embargo, existen discrepancias en quién es el sujeto evangelizador, y sobre los destinatarios y los contenidos.

Hombre de la modernidad

Pata el obispo Osés, la Iglesia se encuentra ante "un hombre que, debido a cambios socioculturales, es un hombre de la modernidad". Este hombre de modernidad fue en buena medida fruto de la Revolución Francesa y la primera constitución europea. Sin embargo, estas medidas legislativas civiles recibieron pronto la condena del papa Pio VI, a finales del siglo XVIII, y hasta la celebración del concilio Vaticano II no se produjo el acercamiento entre sociedad y religión, explica el teólogo Josá Antonio Gimbernat en la publicación Misión Abierta.

En el contexto de ese acercamiento se produjo el primer intento de evangelización en nuestro país, en opinión de Tamayo, "porque hasta entonces creo que hubo una catolización de las realidades temporales y de las instituciones civiles de la sociedad, pero no una evangelización". Los presupuestos de los que parte el congreso auspiciado por la Conferencia Episcopal se fundamentan, en palabras de Osés, en que "en muchas comunidades, diócesis y grupos cristianos se vive este problema en carne viva, y de esa realidad surgió la idea de reunirnos, profundizar en el hombre actual, comunicarnos experiencias de acciones que se están realizando y todo esto es lo que constituye el congreso".

Sobre esta inquietud evangelizadora "habría que preguntarse", según Tamayo, "si la importancia que se le da brota de la entraña misma del cristianismo o por el contrario de la situación de la Iglesia en la actual sociedad democrática". Este afán evangelizador desplegado por el congreso se dirige, según monseñor Osés, "a los que están trabajando en el campo de la evangelización pero también a grupos de cristianos poco vinculados con la Iglesia, desalentados y a través de estos se dirige a los hombres de nuestra sociedad".

En este sentido, "no se debe intentar hacer cristianas a las instituciones", explica Tamayo, "sino respetar la no confesionalidad de la sociedad civil y de sus instituciones".

Estos hombres desvinculados de la Iglesia, entre los que figura una parte de ese 90% de la población española que se declara católica, debe ser objeto de evangelización, según Tamayo, "pero hay que evitar caer en triunfalismos y, además, dejar de recurrir a los métodos clásicos, como los cursillos de cristiandad, Acción Católica, etcétera, ya que buena parte de esos instrumentos son poco significativos para el hombre de hoy".

"En la evangelización", añade Tamayo, "se sigue cargando el acento en el clero, los obispos y las congregaciones religiosas y se resalta el importante papel de los seglares, pero sólo en cuanto están en la onda de la jerarquía eclesial".

Hay que buscar, respetando los canales habituales de evangelización, según Tamayo, la labor de "los grupos pequeños, los movientos proféticos y concederles carta de ciudadanía en la Iglesia". En esa línea se debe optar por los pobres, porque son los más necesitados de esa evangelización, explica Tamayo.

La oferta pastoral, señala Osés, debe dirigirse a los hombres desalentados, a quienes "hacernos esta oferta en libertad, conscientes de que estos hombres llenan el para qué de muchas cosas, pero les faltan los porqués y las razones profundas para vivir".

Precisamente el Congreso de Evangelización se ha reunido para estudiar, según Osés, cómo es este hombre y cómo se le debe anunciar el Evangelio y qué sentido puede tener para su vida esta noticia del Evangelio como buena nueva".

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