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Fracasa el lanzamiento del 'Ariane', que transportaba un satélite financiado en parte por España

Soledad Gallego-Díaz

Un cohete Ariane, con dos satélites de comunicaciones a bordo, tuvo que ser destruido en la madrugada de ayer, viernes, nueve minutos y 52 segundos después de su lanzamiento desde la base francesa de Kourou, en La Guyana, porque no logró alcanzar su órbita y amenazaba con caer sobre zonas habitadas. El lanzamiento fue presenciado por el presidente François Mitterrand, que hizo escala en Kourou camino de Mururoa. Uno de los satélites destruidos, el ECS-3, había sido financiado por 25 países, entre ellos España, y estaba destinado a mejorar las comunicaciones telefónicas.

El inesperado viaje de Mitterrand a La Guyana y Mururoa, atolón donde Francia realiza sus ensayos nucleares, se inició con malos augurios para la tecnología francesa, hasta el extremo de que algunos periódicos titulaban ayer "viernes negro". El avión supersónico Concorde que debía trasladar al presidente tuvo que abortar dos veces su despegue cuando ya se encontraba en la cabecera de pista debido a problemas técnicos.El presidente esperaba quitarse el mal sabor de boca asistiendo al lanzamiento de otro de los logros más importantes de la tecnología francesa, el cohete Ariane, ideado para competir. con la NASA. Se trataba del lanzamiento número 15 y todo el mundo estaba convencido de que sería un éxito porque el Ariane sólo había tenido dos fallos en su historia y ninguno de ellos en los 10 últimos despegues.

La operación se inició perfectamente, pero casi 10 minutos después los técnicos advirtieron que el motor de la tercera fase del cohete no funcionaba correctamente y que el Ariane comenzaba a caer. Para evitar desgracias, el centro espacial de Kourou activó los dispositivos de autodestrucción del cohete.

"Estoy disgustado", reconoció Mitterrand, con un gesto tenso, "pero estoy seguro de que el próximo tiro será un éxito". El presidente de la compañía Aerospatiale, propietaria del Ariane, afirmó que un fracaso no es el fin del mundo, pero admitió que "pone las cosas más difíciles".

El primer problema con el que va a tropezar el programa francés es la posible negativa de las compañías de seguros a cubrir el riesgo de destrucción de: los satélites. Los dos que tuvieron que ser destruidos en la madrugada del viernes, uno norteamericano y otro europeo, estaban valorados en más de 140 millones de dólares (unos 23.800 millones de pesetas), cantidad que tendrán que pagar los aseguradores.

La prima normal para este tipo de lanzamientos, explicó el portavoz de una importante compañía de seguros francesa, es del 20% del valor total. El problema es que el mercado de seguros espaciales está atravesando en estos momentos una fuerte crisis, sobre todo por los sucesivos fracasos de los trasbordadores norteamericanos.

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