Breve presencia de Karajan
Karajan ha vuelto una vez más a Lucerna con su Filarmónica de Berlín para dirigir una extraordinaria versión de la Novena sinfonía de Bruckner en un breve programa de apenas una hora de duración.Karajan exprimió toda la duda que encierra esta hora que el compositor no fue capaz de acabar, muy probablemente atormentado por la vía atonal adonde su propio genio le conducía y que significaba una contradicción con todo su criterio musical y su propia fe cristiana hasta entonces inalterable. Si el primer movimiento hace honor a su título de misterioso por cuanto sugiere un atrevimiento atonal casi impensable y el scherzo muestra un carácter demoniaco, es en el adagio en donde la inquietud surge en todo su apogeo.
Karajan nos llevó por un mundo en donde caben los cromatismos de un Tristán y las modulaciones de un adagio mahleriano hasta casi sugerir el futuro Schönberg en una extraña mezcla potenciada por la acústica de la sala, que tiende a confundir todos los sonidos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.