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Los 'no alineados' ven una grave amenaza en la deuda externa africana

ENVIADO ESPECIAL El problema de la deuda externa del continente africano emergió ayer en el Palacio de Congresos de Luanda, donde se desarrolla la conferencia ministerial de los países no alineados, como una gigantesca amenaza para la supervivencia de los pueblos subdesarrollados.

El ministro de Asuntos Exteriores de Yugoslavia, Raif Dizdarevic, afirmó ayer en su intervención que la deuda externa no es únicamente un problema económico, sino fundamentalmente político.

"Serán precisos 80 años para que el mundo subdesarrollado, que tiene una tasa de crecimiento de su población del 3% anual, consiga llegar al punto en que se encontraba el mundo desarrollado hace 10 años", dijo el ministro yugoslavo.

En Luanda, la comisión económica del Movimiento de los No Alineados trata de desenmarañar el problema de la deuda, pero cuanto más entra en el fondo del tema parece más difícil encontrar una vía de solución. Lo que sí parece asegurado ya es que habrá fuertes presiones para que los no alineados convoquen lo más rápidamente posible una conferencia internacional sobre la deuda africana.

En el proyecto de declaración de la conferencia, elaborado por Angola, se afirma que "África debe pedir el reconocimiento a nivel internacional de la situación que plantea su deuda externa". Para apoyar esto se recoge un párrafo de un discurso de Fidel Castro, en el que el líder cubano afirma: "La deuda externa del Tercer Mundo es considerada por muchos como incobrable e impagable, en sentido estrictamente técnico. Debido a su enorme volumen, a su pasmosa velocidad de crecimiento y al continuo endurecimiento de sus condiciones, se trata sin duda de la más palpable confirmación de la irracionalidad de un orden económico internacional caduco".

Los no alineados, que en su mayoría son Estados sumamente dependientes desde el punto de vista económico, no cesan de reclamar en Luanda un nuevo orden económico internacional y un nuevo sistema financiero.

Según los datos estadísticos mínimamente creíbles, la deuda externa africana ascendía en 1972 a 12.200 millones de dólares (cerca de dos billones de pesetas), sin contar con los intereses y otros costes financieros de la misma; en 1972 se elevaba ya a 57.200 millones de dólares, y un año después el total de la deuda subía a 150.000 millones de dólares. Dentro de breve plazo, sí es que esto no ocurre ya ahora, la producción de los países africanos se consumirá en el pago de la deuda externa.

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