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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La quinta posibilidad

En una democracia, el enfrentamiento de los partidos por la legítima obtención del poder justifica una cierta lucha y tensión entre los mismos. Ahora bien, esta tensión dialéctica, que debería ser verdadero esfuerzo intelectual -fundamentado en el estudio, la reflexión y la ejemplaridad-, se degrada, a veces, cuando algunos se olvidan de combatir las ideas y pasan a la descalificación personal por medio de la difamación o la calumnia. La mentira, en boca del hombre público, degrada a la democracia.Asisto perplejo a la disputa entre dos políticos de este país. Arzallus y Bandrés (orden alfabético) se hacen acusaciones mutuas, con muertos de por medio, de instigar el terrorismo.

Si se analiza fríamente la mutua acusación, en lógica caben las siguientes posibilidades:

a) A y B dicen la verdad.

b) A y B mienten.

c) A miente, pero no B.

d) B miente, pero no A.

Ante estas cuatro posibilidades, si se desea ser prudente no cabe más remedio que suspender el juicio hasta que A y/o B, o quizá un juez, demuestren los alegatos de forma convincente. Yo no sé cuál de las cuatro posibilidades es la cierta. Pero me temo que la visión (o ceguera) partidista -aceptación sin crítica del líder- puede hacer que algunos prefieran las posibilidades c) y d) para salvar a B o A. A mí me parece irresponsable e inmoral lanzar a la opinión pública alegatos sin pruebas claras y contundentes. De alguna forma se obliga al ciudadano a emitir un juicio sobre las cuatro posibilidades anteriormente apuntadas. Estas posibilidades no las voy a calificar ni ética ni penalmente, sino sentimentalmente, y con referencia a mí mismo: la primera me produce terror; las tres siguientes, náusea.

Se me puede argumentar que el punto débil de este análisis es su extrema simplicidad. Que la vida política en Euskadi es compleja, que olvido los problemas sociales, económicos, de terrorismo y de identidad nacional. Más aún, que olvido la no menos corripleja psicología del político y sus tácticas y estrategias. Que en lugar de escribir mentira podría decir en su lugar equivocación. Todo esto es posible. Pero opino que, de cuando en cuando, es útil llevarlos; acontecimientos a sus expresiones más simples, pues es allí donde se decanta su grandeza o su miseria.

De todas formas, y en la región de lo irracional, hay una quinta posibilidad, muy simple también: que A y B han sufrido un calentamiento de boca -desde luego, más jesuítico el de A y más parroquial el de B-, y dicen lo que ni saben, ni sienten, ni quieren. En el fondo, ésta es la quinta posibilidad que desea el sufrido ciudadano.-

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