El corazón, a la izquierda
Juan Benet en Corazón socializado, ha sido claro y concluyente al trocar lo que se maneja frívolamente en un asunto serio y trascendente (Manuel Azcárate me había advertido de todas maneras que hoy, en España se vive un cierto nivel de degradación de la política, pero nunca pensé que el Azor y Marbella fueran de tal incumbencia multánime).En alguna parte, Milan Kundera afirma que la lucha contra el poder es la lucha de la memoria, contra el olvido.
Retomo esta frase en lo que vale. 1980: España efervescente, bulliciosa, creativa, en plenitud libertaria, en busca del tiempo perdido y en ruptura vital con su pasado inmediato; 1982: los días previos y posteriores al 27-O, el optimismo contaminante de los españoles y catalanes, con los que conviví en aquel momento, que vislumbraban en el cambio, algo más que una esperanza de futuro.
Todo ello y más me ha. hecho recordar el autor de Herrumbrosas lanzas. Él, con fina ironía y gran sensibilidad política, prende las luces preventivas del semáforo de esa vía procelosa e incierta por donde habrán de transitar los jóvenes gobernantes del PSOE.
Seguramente que muchas y similares advertencias se han hecho, y de ello, no es menos seguro, tendrán conocimiento y respuestas el presidente Felipe González y su Gabinete.
Pero no hay duda de que una reflexión inteligente y comprometida como la de Benet lleva hasta oídos y cerebro de quienes gobiernan un mensaje en el que se mezcla la voz popular con la historia, la política y la cultura del pueblo español.
Sin comparación que valga, pero ni las Estampas bostonianas de Rosa Montero ni las perspicaces y aciduladas crónicas de Fernando Savater me han conmovido tanto.-
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